Celtas Cortos. Gente distinta #VDLN 92

Llegué tarde, como casi siempre. Por una vez con causa justificada. Una de esas cefaleas que de cuando en cuando me atormentan el físico, decidió despertarse conmigo el pasado domingo. Tras unas vueltas por Lavapiés a la captura de un hueco callejero, opté por abandonar mi pequeño Golf en las penumbras de un horroroso garage. Veinte euros por una plaza que daba asco, en un inmueble próximo a lo repugnante. Del baño mejor no hablamos.

En la puerta de Tabacalera, bajo la leyenda NO A LA CAZAla imagen de un galgo conocido dibuja la frontera del territorio comanche. Me recibe una tribu de amistades. Besos, abrazos, gestos de aprecio de los que ratifican que te encuentras en tu sitio. Los compas de la Plataforma NAC organizaban una fiesta recaudatoria. Como excusa, obtener fondos para continuar la lucha; en la práctica, buscar un tiempo, un espacio, en el que no sentirse extraño. Desde las nueve de la mañana atusando el patio, instalando sonido o montando una iluminación tan agradable a la vista, como desastrosa para quienes acudíamos con el encargo de fotografiar el evento. Enorme la labor, envidiable el espíritu.


Como entrante y con ese retraso reivindicativo de nuestra cultura ibérica, los chicos de Despacito y Buena Letra nos deleitan con Hip-hop del grande. Una extraña fusión de rap, reggae y flamenco definitorios de un estilo. Buenos textos que abrazados por ritmos de los que hacen bailar a un difunto, inundan por una hora la antigua tabaquera de Embajadores. Juzguen.



El recinto se vuelve por momentos un zoco del Magreb en hora punta. Junto a puestos de pan ecológico, camisetas de la Tortura no es Cultura. Frente a tenderetes de protectoras, artesanía popular a precio de colega. Cerveza, refrescos y papeo vegano durante todo el día. Gente, mucha gente. Y en medio de todo esto, un calvo con gafas disparando su cámara a todo aquel que no opusiera excesiva resistencia. Una sola objeción. ¿Para cuándo renunciaremos a vender Coca-cola en estos espacios? ¿Para cuándo intentaremos mostrarnos fieles a nuestros principios y dejar de fomentar el negocio de multinacionales? No me hagan caso, será la edad; quizá la miopía.

Tras la pausa del almuerzo, los contagiosos ritmos de Samba da Rúa se adueñan del aire. Imposible permanecer quieto. Los galgos desaparecen. Demasiado estruendo para tan sensibles oídos.



Tras el almuerzo, K del Desierto impregna de elegancia un ambiente ya más relajado. Finos instrumentistas para una forma de vestir los sonidos cercana a ese art-rock que tanto me agrada.



A eso de las seis, un plato fuerte. El rock sin máscaras, sin apellidos que lo enturbien, de Rodchenko and the Red Army. Potencia, oficio, calidad. Un nombre sin disfraces para armonías impecables. 



Mientras varios Djs amenizan el fin de fiesta, se me viene a la mente un viejo tema de mis amados Celtas Cortos. Con seres así, con los músicos y con el público; con quienes se encargaron de la invisible tarea de la infraestructura; con la peña de las asociaciones; con los de los puestos; con todos los que vistieron de domingo el espacio común de Tabacalera... No nos podrán parar. Quizá no seamos muy celtas, pero conservamos sin manchas el espíritu de lucha.



Si algo descubrí en esa jornada de un invierno que no lo parecía, es que con nuestros límites y nuestras contradicciones, con nuestros errores, con nuestra historia, con nuestros aciertos ocasionales, con nuestros egoísmos y con nuestras bondades, como canta el Subcomandante Cifuentes, somos Gente distinta...  y con la costumbre adquirida de dejar la puerta abierta, para todo aquel que quiera entrar.



Feliz #VDLN, feliz semana. Disfruten del finde con salud y en libertad.

Para ver las reglas y las canciones propuestas por el resto de participantes en este juego de blogs, pulse el botón.




Comentarios

  1. Una entrada que da esperanza, y muy buena música. A ver si te hacen caso con lo de la coca-cola, pero creo que es una reivindicación de las difíciles. ¡¡Feliz finde!!

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  2. Tuvo que ser un buen día y una buena noche por lo que se ve, me hubiera molado ver esa banda por la calle.

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  3. Este tipo de conciertos hacen ver que todavía queda esperanza.

    Aunque reconozco que hecho de menos en la calle a las 'charangas' de mi juventud, una buena batukada anima mucho.

    Espero que no te hayas puesto nostálgico; hay gente joven que está tomando el relevo en esto de cambiar el mundo.

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