Mira Awad. Bahlawan (Equilibrista). Amores inexplicables (VIII). #VDLN 122

Sahar, leona en hebreo, no encontró mejor modo de introducirme entre los suyos:

– Mi amigo es escritor y ha venido hasta aquí en busca de la inspiración que dice faltarle en occidente. Él ha sido muy gentil conmigo en su país. Es mi invitado, quiero que sea bienvenido y que reciba la hospitalidad que nos distingue como pueblo. Shalom Abbá  una expresión común, algo parecido a "en paz padre", un saludo, quizá una solicitud de calma –, pertenece a los nuestros. 

Aunque no interpreté muy bien su última frase, cualquiera preguntaba en el refugio doméstico de un alto cargo del ejército, custodiado por unidades de élite de la policía militar. Me limité a asentir con una sonrisa, la que todas practicamos cuando nos domina la ignorancia. A ratos me percibí observado, como un pobre perro de concurso, mientras los jueces examinan si su físico corresponde al pedigrí que anuncian los documentos. Según comentó ya en privado la amiga, con un gesto tan dulce que no fui capaz de traducir, los suyos se tranquilizaron al apreciar en mi rostro indubitados rasgos semitas. Nunca pensé que aquella fractura de tabique nasal, consecuencia de la juvenil afición a las artes marciales, junto a los ojos que transmite mi genética por estricta linea materna, adquirieran semejante relevancia.


No me agradó Tel-Avic. Una urbe moderna, más bien fea, repleta de repulsivos signos de desarrollo capitalista. Como Madrid o Barcelona, pero sin clase y dividida en barrios, según la etnia dominante. En unos los ortodoxos, en otros los de origen eslavo y así hasta completar un rompecabezas en el que al final cabe todo, aunque se mire peor lo árabe.

Me cautivó Haifa. Pequeña, histórica, culta, acogedora y, pese a albergar entre sus muros una central nuclear, respirando esa paz interior, ese shalom, que en la zona (y tal vez también en nuestras vidas) tanto se escatima. No me extraña que mi admirada Viviane Nathan la escogiera como retiro temporal. Un oasis semisdestruido tras la última guerra (los musulmanes también disparan), a quince kilómetros de la impermeable frontera libanesa y a no más de treinta hacia el oeste de las montañas del Golán. Me sorprendió la cantidad de matrimonios mixtos entre árabe y hebre@ que convivían sin traumas sobre sus angostas callejuelas, las consecuencias de un agnosticismo que poco a poco se abre paso entre tanto dios. Ningún parecido con esa realidad interesada que desde el integrismo de ambos bandos se nos transmite.

Fue en los majestruosos jardines de Monte Carmelo, el centro mundial de la religión Bahaí, donde coincidí con Dana Marcovich, una poeta muy joven cuya obra me fascina. No se trataba de un encuentro casual; por alguna razón que se me escapa, mi anfitriona interpretó que aquella cita a ciegas con la excusa del verso, cumpliría con el extraño privilegio de satisfacer a las dos partes. Por la mía lo confirmo, por la suya ... no pareció disgustada. Quedé convulso ante su definición de poema:

Esto es lo que pasa
cuando permiten que la niña
dibuje en un cuaderno con renglones
(Dana Marcovich)

Conste que lo de la niña lo escribió ella y además se torna la aspiración última de todo diseñador de estrofas, no salga alguien, aún afectado por el virus olímpico, y me acuse de infantilizarla por su condición femenina. Al atardecer, tras una agradable cena en el puerto pesquero que adorna la zona vieja, Sahar me habló por vez primera de Mira Awad:

– Te empiezo a conocer Rafael – que así me llama, con idéntico tono con el que lo hacía mi abuela –. Escucha, te va a gustar. En cierto modo, tú también eres un Bahlawan.

Camino sobre la cuerda floja
con los brazos extendidos
sin garantías, ni red de seguridad.
Una equilibrista.
una equilibrista sin red de seguridad.
Estoy suspendida entre el cielo y la tierra,
sopla un viento intenso,
un paso tras otro, mantengo el equilibrio.
Si cometo cualquier incorrección,
cualquier pequeño error, vuelo, 
vuelo.
Yo viví siempre así, siempre en el alambre
Tu siempre asustado, tal vez paralizado por el miedo.
Todos sabrán ahora
que soy una equilibrista sin red de seguridad
Por cualquier pequeño error, vuelo,
vuelo.
Una equilibrista.



Podría intentar lucirme, ejercer de cretino pedante y narrarles la historia vital de esta voz privilegiada. Mejor que lo haga ella. Nunca me gustaron los intermediarios, terminan cobrando comisión y apropiándose de la mejor parte de la mercancía. Si disponen de quince minutos, activen los subtítulos de youtube, tal vez comprendan que la vida no es un telefilme maniqueista de buenos y malos; que debemos emplear la historia como trampolín hacia un futuro más amable y no como ancla con el que amarrarnos a los intereses perversos de minorías privilegiadas; que la clave para la definitiva solución del llamado “problema” de Palestina, de la generalidad de los absurdos conflictos universales, se esconde como todo tras una obra de arte, tras lo que se dice y lo que se calla en  una simple una canción.



De regreso a Barajas, un mensaje de telegram perturba mi particular acecho a las maletas:

– Ya me contarás a qué coño has ido a Israel.

– A encontrarme, amiga. A descubrir que no soy el fracaso de genio que equivocadamente diagnosticaron en la escuela; ni el ajedrecista más o menos “apañao” de la infancia; ni el skiman de mis hijos; ni el funcionario aburrido; ni el profe coñazo de mates financieras; ni el que corría maratones de montaña o pruebas largas de esquí nórdico, cuando la salud y las ganas aún lo permitían; ni el fotógrafo; ni la pareja de nadie; ni el economista; ni el melómano enfermizo; ni el conferenciante heterodoxo, perenne defensor de causas sin cura; ni el lector empedernido; ni el amante apasionado, cuando supero la barrera de la timidez; ni el activista; ni siquiera el aprendiz de escritor maldito con el que ahora me etiquetan…

– Tío, tú estás loco.

– Hakol Beséder B’Eli Haséder

– ¿Qué dices?

– Que todo está en orden, dentro del caos. Es una frase hebrea.

– Rafa, en serio, ¿no te habrás pasado con los sedantes para el vuelo? ¿te encuentras bien?

– Sí querida. Solo camino por la cuerda floja, con los brazos extendidos, sin garantía, ni red de seguridad, intentando mantener la mirada en un punto fijo que permita la supervivencia. Soy otro equilibrista.


Y hasta aquí llegaron mis amores inexplicables, esos desvaríos personales con los que les he martirizado a las cero en punto de cada viernes vacacional. Ruego disculpen ese enfermizo egocentrismo a la hora de expresarme. Asaltando la frase de Fernando Arrabal, también "me descubro ante el señor Bertolt Brecht que puede escribir la vida de Galileo; yo, cuando escribo, solo se hablar de mí mismo". Perdonen las molestias. Termino con otro par de temas de Awad, con la letra traducida hasta donde resulta posible en estas lenguas complicadas. No se me ocurre mejor manera. 

Azini (Consuelame)

Consuelame, consuelame,
oh noche, hazme desaparecer
Sus caricias no van a durar toda la noche
y todos los secretos permanecerán contigo
Consuelame, consuelame,
oh noche, hazme desaparecer
Sus caricias no van a durar toda la noche
y todos los secretos permanecerán contigo
Llega lentamente la oscuridad total
Oh noche, escondeme
No les deje ver lo que tengo en mis ojos
Oh noche, consuelame
Oh noche, hazme desaparecer
Oh noche.



Cloud

Las nubes cubren la luna esta noche
No dijimos una palabra en todo el camino
Las nubes cubren la luna esta noche
Los hechos, lo que se deja de decir
Las nubes cubren la luna esta noche
La ventanilla abierta y la emisora ha cambiado
Las nubes cubren la luna esta noche
No tengas prisa, no quiero llegar
Las nubes cubren la luna esta noche
Deja que me quede en este instante
Las nubes cubren la luna esta noche
Cambió el signo de la noche y el viento golpeó en mi mejilla
Las nubes cubren la luna esta noche
Las nubes cubren la luna esta noche
Y sin duda cansado
de repente me estás preguntando qué es esta oscuridad
no puedo leer los signos
y te dije, sé que estás agobiado
Las nubes cubren la luna esta noche
Y sin duda cansado
Llegamos, y ella estaba esperándonos
Llegamos y nos elevamos por encima de los aviones
Y tú corriste a abrazarla
y yo busco en la radio otra canción para tararear
porque las nubes cubren la luna esta noche



Feliz #VDLN, feliz semana. Si nada se tuerce volveremos la próxima con otros amores musicales, aunque ya dentro de una relativa normalidad; toda la que resulta posible a un bahlawan. Hasta entonces, disfruten de la vida con salud y en libertad. Y, si se sienten con fuerzas, añadan unas gotas de esa tolerancia que reclama el infinito arte de Mira Awad, mejoraremos todas.




Comentarios

  1. Ufff. La música pone los pelos de punta. EL texto, impresionante, otra vez. Me encanta leerte, sobre todo porque equilibrista o no, eres exactamente como escribes. Una mirada personal y diferente, incapaz de repetir consignas. Una suerte haber coincidido contigo en la vida virtual y sobre todo en la real. Un placer. Besos.

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  2. Cada visita a tu Blog es un viaje inesperado. Que bonita voz, este sonido le da explicación a tus amores por ellos. Buena semana!

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    1. Me alegro que te enganche la voz, es hipnótica. Feliz semana.

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  3. Pues sigue escribiendo sobre ti mismo, porque mejor que tu no te conoce nadie y lo haces muy bien. Gracias por la música, gran descubrimiento esta mujer, preciosa voz y precioso mensaje... Feliz fin de semana!

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    1. Me alegro que te agrade, en cuanto a lo de escribir qué remedio, no se hacerlo de otro modo. Gracias por tu comentario. Feliz semana.

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  4. A veces, hay que ir a una zona de guerra para encontrar la paz.

    Feliz #VDLN

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  5. Una voz increíble, un relato que nos invita a querer saber más y tu narración única. Como siempre produces un encantamiento a quien te lee. Enhorabuena.
    ¡Felíz semana!

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  6. Ainsssssss... hoy tus letras y ese video de Mira Awad explicando(se), me mataron... me llegaron de una forma inexplicable, produciendo una emoción enorme y profunda. Me "veo" tanto allí, en esa descripción, en ese ser en constante equilibrio, al que tantas veces han etiquetado y señalado simplemente por ser 'diferente'...

    Una absoluta maravilla tu entrada... y con tu permiso (o sin...) me llevo ese video, y comparto tu entrada, porque tendría que ser leída por much@s.

    Un beso y feliz semana.

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    1. A mi me encanta la voz, la música y la historia de Awad. Lo mejor de uno de esos viajes a ninguna parte, en los que acabas encontrando mucho más de lo que fuiste a buscar. La entrada, por supuesto, toda tuya. Para eso está. Muchas gracias por comentar y por el comentario. Feliz semana.

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  7. Que pasada tío. Me ha encantado. Feliz semana y hasta pronto!!

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  8. Hacía mucho que no participaba y como siempre salgo de tu rincón sabiendo un poco más! Me ha encantado!!

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  9. Fantástico, me has devuelto en un momento a esa tierra donde mi vida cambió... Feliz semana!!

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  10. Es maravilloso leerte, y la voz de hoy, increible.

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  11. hombre rafa, a juzgar por algunas fotografías tuyas que he visto, mucha pinta de semita no tienes. Los descendientes de Sem el 99 por ciento son árabes. se expandieron hacia la peninsula arabiga . Solo quedó un uno por ciento de judios en Israel, que muchos emigraron a españa(lo sefarditas). Así por tus ojos azules y tu altura mas bién serias askenazi. Por eso veras a muchos sionistas, rubios con ojos azules e incluso pelirrojos

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  12. que envidia me das por haber estado allí. enhorabuena. también me es muy grata la noticia de los matrimonios mixtos entre las dos religiones. La vida fluye con naturalidad, para fastidio de los psicopatas que gobiernan el mundo. gracias por tu relato y un abrazo

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    1. Pues sí, pese a nosotros mismos, la vida fluye. Gracias por tu comentario, un abrazo.

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  13. Estuvo en Lorca en un concierto por el terremoto con Noa y me encantó. En esa ocasión la
    descubrí yo. Mira, palestina y Noa, judía...Música y mensaje precioso

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  14. Maravilloso texto. Muy buena la reivindicación de Haifa. Y maravillosa Mira Awad. Parabéns ¡¡¡

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