VDLN 250. Punto y final. (Christina Rosenvinge. Voy en un coche)

Foto: Rafa Hernández

Siempre he sido de dejarme gobernar por los indicios. Aunque concibo la existencia como el resultado matemático del azar, los años me enseñaron a diferenciarlo de los simples fenómenos fortuitos. También a concluir los viajes cuando ilusionan sin esperar a que el simple desgaste nos prive de la valoración conjunta que los hechos merecen. Si tengo que elegir, prefiero quedarme con un poco de hambre a que las consecuencias de un atracón arruinen una plácida sobremesa a base de café del bueno y algún licor amable.

Se cumplen cinco años desde que por sugerencia de una amistad me incorporé con timidez a este carnaval de blogs. Una tentación que me permitía saciar en un plato combinado dos de mis grandes pasiones: las palabras y los sonidos que se construyen con notas musicales. Al mirar el cuentakilómetros, observo que suman 250 los viernes que martiricé a los seguidores con lo que parecían decirme las canciones. Un número redondo y cuyas cifras suman siete, el dígito cabalístico sobre el que mi vida ha girado desde que abandoné por las bravas el cuerpo de la madre. Demasiados signos y demasiado concluyentes para ignorar que quizá llegó el momento de dejarlo, ahora que aún apetece.

Pues eso, que, como en la canción de la Rosenvinge, les digáis a los chicos/as que me voy de la ciudad. Aunque por cuestiones ambientales hoy se muestre inaceptable, de chaval, uno de mis sueños pasaba por subirme a un descapotable biplaza, pisar fuerte vulnerando todas las normas al alcance y largarme a algún lugar donde a nadie se le ocurriera prestar consejos. Ahora tengo mucho menos pelo, bastantes más arrugas y todavía peor carácter, pero si cambiamos el medio de transporte por algo más ecológico, continúo pensando igual.

¿Volveremos? Quién sabe. Si para cuando termine los proyectos que hoy ocupan por entero el poco tiempo disponible, esto sigue por aquí y mi cuerpo recupera la capacidad para producir determinadas sustancias en número bastante como para que hasta las tareas cotidianas dejen de percibirse como suplicio, seguro que sí. Mientras tanto, pueden hacer caso a Christina e ir quemando rascacielos y tribunales. Junto a los chismes con motor, las grandes catástrofes de nuestra era.



Lo dicho, gracias por la compañía. Para mí, fue un placer. Quienes mantengan interés por «mis cosas» pueden seguirme en mi otro hogar virtual: La mirada del Kuko, donde poco a poco iremos incorporando lo nuevo. Los/as que no, nos vemos en los bares.

Salud y libertad. Un abrazo gigante.





Comentarios

  1. Qué pena... Yo te iba leyendo y siguiendo tus recomendaciones musicales siempre acertadas. Me encanta la canción que has escogido para la despedida,. es la típica canción que canto cuando voy a solas conduciendo... Nos vemos en las redes (seguro que tus otros proyectos irán genial).

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  2. Siento que lo dejes. No siempre he comentado pero siempre he leído tus aportaciones, pero debes seguir tu rumbo. Ya te sigo en la mirada del Kuko, no me lo puedo perder.

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  3. A veces es bueno y necesario cerrar círculos, ciclos... yo lo sé, así lo siento. Igual siempre se puede volver, aunque no sea lo mismo, aunque no seamos los mismos.
    Nos seguiremos encontrando bajo la mirada del Kuko, y eso es lo importante... encontrarse.

    Un beso Rafa.

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  4. Qué te voy a contar, Rafa... Un placer haberte visitado tantas semanas. Hemos coincidido en muchas cosas, hemos encontrado músicas juntos, y hemos compartido ideas, mensajes y lamentos. Siempre con buena música. He aprendido mucho de ti y tus #vdln.
    Gracias por tanto.

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