El cambio que no fue. Letrashop (VIII).

El argumento se escribía con tinta de practicidad. “Necesitamos soluciones a corto plazo. No podemos aguantar así una nueva legislatura. Hay que echarlos. En otros cuatro años esta gente acabará con todo”.


Quizá para hacer bueno ese dicho popular que mi padre repite con machacona frecuencia ("no hay atajo sin trabajo"), al final la remontada quedó en que nos volverán a montar los de siempre. Agradecería que alguien me explique el plan B o, en su defecto, reconozca al menos que se ha equivocado. La realidad es mucho más amplia que un manual de Ciencias Políticas y este territorio, mucho más extenso que Madrid o Barcelona. A base de aplaudirse a sí mismos terminaron por creer las teorías que predicaban en las aulas. Argumentos de tesis doctoral que se desintengran por simple contacto con la atmósfera terrestre. Aunque la devoción de los fieles les impida comprenderlo, en Castilla, en Andalucía, en Galicia, en Extremadura o en la Iberia rural, también viven seres y… también votan. No sirve el argumento del infumable sistema electivo. Existía con carácter previo a la convocatoria. Si te hallas convencido de la ilicitud de las reglas del juego, no participes y no las legitimes con tu presencia.

Que los denominados partidos emergentes alcancen sesenta y nueve o cuarenta diputados, puede diagnosticarse de éxito o de fracaso. Éxito para unas organizaciones que presumen nacer de la nada pero que apestan a viejo, con ese desmedido apoyo mediático que incita a la sospecha; fracaso para quienes renunciaron a la transformación desde los cimientos, por entender que las urgencias exigían aparcar los principios y practicarla en sentido inverso.

Lo nuevo se parece demasiado a lo sustituido. En el horizonte, un curioso modo de asesinar el bipartidismo: gobierno de complicidad entre los dos que nos arruinaron. Un pacto obligatorio entre quienes desde la última restauración borbónica, siempre estuvieron de acuerdo en mantener todo aquello que merece el derribo. Elecciones 2015: el cambio que no fue. Una nueva demostración de que la socialdemocracia, la izquierda parlamentaria en casi todas sus formas conocidas, no es más que la guardia pretoriana del capitalismo. Vendedores de atajos que nos alejan del difícil camino hacia la cumbre.

Comentarios

  1. He leido, releido, y vuelto a leer este artículo; después de desmenuzarlo, estoy totalmente de acuerdo contigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. d.rafael,totalmemte,de acuerdo con este articulo clarividente. item mas, yo diría que votar hoy, es una inmoraridad. es dar legitimidad a este régimen de cleptomanos . lo que les interesa, a esta oligarquia podrida de la partitocracia, es que los "borregomatrix" voten , da igual a quien,pero que voten. un saludo. perdon quise decir inmoralidad. es inmoral votar

      Eliminar
  2. d. rafael, el analisis es perfecto.item mas , yo diria que votar a esta banda de cleptomanos es inmoral . es legitmrlos en sus fechorias. es legitimar a la oligarquia corrupta que nos ha arruinado. solo les interesa que los "borregomatrix" voten ,dá igual a quien pero, que voten y eso si enzima contentos. tenemos lo que nos merecemos. un sludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Lo más heterodoxo