Javier Krahe. Cuervo ingenuo. Proscritos (III). VDLN 220

Quién le iba a decir a este madrileño de familia bien, cuando estudiaba en el elitista colegio del Pilar, que allá por el 86 la censura del PSOE lo vetaría en la televisión pública por mostrar en uno de sus temas las contradicciones del entonces triunfante gobierno socialista.

Foto: Rafa Hernández
Quién le iba a decir a quien entre la pasta fácil y la congruencia eligió la segunda como estandarte vital que un vídeo doméstico, emitido sin su consentimiento en el canal del difunto Polanco, le costaría una querella por escarnio a la fe católica. El Centro Jurídico Tomás Moro, una especie de asociación de abogados meapilas y fascistoides, tradujo como ofensa al sentimiento religioso la jocosa ocurrencia de concinar un Cristo con guarnición de patatas y esperar que se abriera a los tres días.

Quién le iba a decir a este asiduo habitante de Galileo Galilei o del Café Central, dos de las salas más representativas de su ciudad, que volvería a ilusionarse con la política y a interpretar aquel Cuervo ingenuo que casi le hunde la carrera, compartiendo escenario con Don Pablo Iglesias.

Quién le iba a decir a unos de los fundadores del sello independiente 18 Chulos que ya no actualizaría más las letras de sus poemas y que su muerte en julio de 2015 nos iba a impedir disfrutar de nuevo su ingenio en concierto.

Javier Krahe nos dejó para el recuerdo unos directos siempre imprevisibles, un ejemplo de honestidad y la duda de cómo hubiera explotado en alguna de sus canciones la evidente asonancia entre un pisito en Vallecas y el casoplón de la sierra. También la convicción de que hombre blanco hablar con lengua de serpiente y que, treinta y dos años más tarde, Cuervo Ingenuo no fumar la pipa de la paz con tú, por Manitú.



Javier Krahe, el eterno proscrito.

Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.






Comentarios

  1. esta mala copia de brassens, ¿porqué no cocinó a un mahoma? eso si sería tener cojones y dejar de ofender a los cristianos. en fin de todas formas q.e. p.d.

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