Matisyahu. One Day. Proscritos (I). VDLN 218

Se imaginan que a un artista musulmán, por el simple hecho de profesar esa fe, se le exigiera la condena explícita de los atentados de Atocha como requisito previo a actuar en Madrid. O que se vetara en Albacete el Soldadito marinero del bueno de Fito Cabrales, si antes no se manifiesta contra el por fortuna extinguido terrorismo etarra. Aunque cualquiera de estos supuestos parezcan dibujados con los pinceles del surrealismo, algo muy similar sucedió en 2015 en el Rototom de Benicasim. A algún iluminado se le ocurrió que dado que un intérprete norteamericano se declaraba públicamente practicante del judaísmo y en su genealogía se adivinaba una indubitada ascendencia hebrea, o declaraba su deseo de que se reconociera a Palestina como estado y se mostraba partidario del fin de una guerra no declarada, o allí no tocaba. En el nombre de la paz, de la libertad y del principio de no discriminación, se obligaba a un músico, solo a él, a un posicionamiento político no requerido al resto de los participantes por el discutible motivo de pertenecer a una raza o suscribir los preceptos de una religión.

Imagen: Esperando ese verano (díptico). Ramiro Undabeytia. Grabado mezzotinto.

Como corresponde a un país, el nuestro, en el que una mayoría nacieron con vocación de censores, pronto la progresía oficial convalidó la campaña mediática. Sin aportar innecesarios nombres, que estamos en verano y no es cosa de engordar el amenazante calor hiriendo a nadie, no quedó personaje con pretensiones de modernidad que no manifestara su repulsa hacia el cantante. Curiosas manifestaciones difundidas por una red social, Facebook, en la que nadie parecía interesado en investigar las relaciones de su fundador con determinado tipo de organizaciones, mientras degustaban, probablemente, una CocaCola o se deleitaban con algún helado de procedencia Nestle.

Entonces cuando la negatividad nos rodea
sé que algún día todo cambiará,
porque toda mi vida he estado esperando.
He estado orando porque la gente diga
que no queremos pelear más,
que ya no habrá más guerras,
y nuestros hijos jugarán.
Un día… un día… un día…
No se trata de ganar o perder
porque todos perdemos
cuando ellos se alimentan de las almas inocentes.

Esta estrofa extraída de One Day pone de manifiesto el conocimiento que todos los inquisidores poseían de la obra de Matisyahu. El sectarismo endémico de quienes luego se cuestionan las razones por las que en este trozo de planeta siempre terminan gobernando los mismos. Y lo peor, es que la fiesta la pagamos los demás.

Se la regalo en dos versiones. La segunda es un directo del propio autor. La primera, mi predilecta, la creada en Haifa por el movimiento Koolulam hace apenas unos meses. Cantada en tres idiomas —árabe, hebreo e inglés— por seres de diversas etnias y procedencias, que no se conocían hasta instantes antes del recital, quiso constituirse en monumento a la convivencia pacífica a través del arte. Y qué les den a los listos y listas oficiales.





Por si no lo han notado, la edición veraniega de este año la dedico a los proscritos. A aquellos autores que por unas u otras causas fueron silenciados, perseguidos o víctimas de esas campañas de acoso tan de moda en las redes sociales. El pasatiempo preferido de quienes crecieron con la tara de no diferenciar entre la obra y el autor o de obedecer las consignas sin ni siquiera preguntarse.

Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.

Comentarios

  1. Gracias por tu trabajo dándonos la nota todos los viernes, y en este caso en nombre de las personas proscritas. #Paz y #Libertad.

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  2. Espectacular! No lo conocía y la primera ceeeiin y la letra me han puesto los pelos como escarpias. Muchas gracias! La verdad que a veces nos ponemos muy burros en las redes...

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    1. La primera versión... esto de escribir con el móvil no es bueno.... aish

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