Al Stewart. Year of the Cat. VDLN 228



Aunque lo mereces, no te llamo mamón. Nunca conociste esa práctica. Coincidimos hace ahora cinco años no sé cual de los dos en peores circunstancias. Hay quien dice que hasta nos parecemos: esa forma de caminar entre provocadora y despistada, esa voz que no se corresponde con el resto y ese estilo tan digno con el que mantenemos la fachada cuando nos inundamos de miedo. Lo nuestro no es amistad sino intercambio. Yo te alimento, de vez en vez te rescato de algún tejado (a ver si nos comportamos que no se conserva el físico para exhibiciones aéreas) y te protejo del Vaquilla que últimamente anda por el barrio. Un pandillero pelirrojo de modales mejorables que te tiene un poco acojonado. Tú me recibes cuando llego a casa, me llenas de pelos la cama y te tumbas sobre el teclado para recordarme que ya vale de darle al cerebro. También me despiertas al amanecer con un mordisco en los pies capaz de incorporar a Lázaro sin milagros, comemos a medias la purrusalda cambiando el bacalao por garbanzos (cosas que pasan por compartir la vida con un vegano) y, en ocasiones, hasta terminamos discutiendo por la almohada. Quienes nos conocen a ambos te califican como el favorito capaz incluso de disputar el trono a Louise, la reina negra de nuestra tribu. No estoy de acuerdo. Son solo formas de amar, de sentir o de expresar. Ninguno conocemos incompatibilidades en los afectos. Agradecería, eso sí, que aprendieras de una vez a cagarte dentro. ¿De qué sirve la mímica perfecta de tus movimientos en la arena si echamos el contenido en los rincones del salón? Será, supongo, una venganza por llamarte Kuko. Vale, lo admito. De crío tenía su gracia, pero de adulto merecías un nombre más severo: algo así como Lisardo, Sancho, Alfonso o Pierre Joseph. Al margen de los lógicos enfados entre colegas que se nos curan en cinco minutos, los dos sabemos que en nuestra casa cada día celebramos El año del gato.



Feliz VDLN, feliz semana. Salud y libertad.

Comentarios

  1. Rafa, tener gato es una contradicción porque más bien el te tiene a ti.

    Parece ser que los gatos nunca dejan de ser fieras salvajes, aunque su tamaño nos haga creer otra cosa.

    Feliz #VDLN

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Más que fieras salvajes, lo que no dejan de ser son animales libres, como todas las buenas amistades con las que coincidimos en la vida.

      Eliminar
  2. Animal que adoro... aunque el mío haya veces que pareciera disfrutar en desafiar mi paciencia.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahora en casa hay pocos, solo siete y alguno más repartido entre la familia a los que encargué la tarea de cuidar un poco de los padres. En mi caso, creo que son ellos los que pierden la paciencia conmigo.
      Un beso.

      Eliminar

Publicar un comentario

Lo más heterodoxo