Triana. Diálogo. Una historia. #VDLN 69.

Pasó la luna azul y descubrimos que no era azul sino blanca; que el color atribuido solo aparece cuando las cenizas de un volcán filtran la luz roja y dejan transitar otras longitudes de onda del espectro electromagnético. Así sucedió en Indonesia, allá por 1.883, durante la explosión del volcán Krakatoa que desintegró la isla del mismo nombre con una fuerza equivalente a 7.000 bombas de Hiroshima. El origen del vocablo aparece confuso. Lo más probable es que se deba a una mala traducción del inglés antiguo en el que blue se usaba además, como sinónimo de irregularidad.

Foto: Rafa Hernández
Solo a una especie, la nuestra, afectada desde el nacimiento con un trastorno histriónico que nos impide distinguir las justas leyes de la naturaleza de los estúpidos preceptos del derecho; se le podía ocurrir agraviar a la luna con el apodo de irregular. Si en este mundo existe algo preciso, fiable y exacto, es el satélite que adorna nuestras noches. Ella no se repite, somos nosotros que no sabemos contar el tiempo. El humano desprecio hacia su figura insulta con el término lunáticos a quienes gustan disfrutar de sus placeres. Simios idiotas. Lunáticos, locos, son los que hablan a la luna, nunca quienes la escuchan.

De eso, de un mágico diálogo con el astro blanco, trata la canción que selecciono para este viernes de agosto. Con casi todo de vacaciones, lo adivino minoritario. Por eso sacamos el gran reserva que escondemos en la bodega de los recuerdos. Porque estaremos pocos, los de siempre, los elegidos, los que nunca fallan aunque el mundo amenace con detenerse. Por eso, porque este es un viernes de agosto, como aquél, como todos, toca Triana. Diálogo.



Una charla nocturna que asoma en nuestra memoria trozos de vida que transcurrieron al frescor inocente de las aguas de un lago. Fuimos con la intención de conocer algo nuevo. Cuando todo comenzó a fluir como un sueño, nos encontramos. Creo que en ese momento un pájaro enblanquecido por la luz de la luna, levantó el vuelo, impulsando nuestros corazones a la búsqueda de estrellas fugaces. Me hizo daño. Nos hizo daño. En el fondo solo deseaba un imposible. Volver a encontrarte como aquel instante en que nos reconocimos, cuando casi al amanecer, te pedí que abrieras la puerta.





Salió mal como todo lo que tiene que salir mal. Y nos conformamos con una ilusión, con Una historia de astros que iluminan, tiempo después de haberse extinguido.



Sobrevivimos para seguir huyendo. A veces, de los recuerdos; a veces, de nosotros mismos. Pese a la perpetua cercanía del precipicio, nos salva el deseo adolescente de disfrutar de nuevo, en otro espacio, en otro tiempo, quizá también en otro cuerpo, de Una noche de amor desesperada.



Vaya colección de líneas sin sentido, responsabilidad exclusiva del cercano contacto con el plenilunio. Como en el teatro de los sueños del lobo estepario… solo para locos. Un simple aullido en la clara oscuridad de las noches de luna de un ejemplar que aislado de su manada, se reconoce y nos reconoce a todos como Hijos del agobio.



No hagan caso. Es uno más de mis cuentos de verano, de esos que para sentirse ciertos, ni siquiera precisan haber sucedido. Un homenaje a la que para mí, merece el título de mejor banda española de siempre.

Buen #VDLN, felices vacaciones. Que las llenen hasta donde puedan de salud y libertad.

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Comentarios

  1. Qué nivel musical y qué nivel de texto. Sobre todo lo segundo. Un beso

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  2. Lunático insatisfecho de lunas...

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  3. Triana es inconfundible,de esos pocos grupos españoles que los indentificas en seguida por la personalidad de su sonido y de su voz. Buena semana!!

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  4. Sólo los más cuerdos aullamos a la luna. El que suscribe se levantó a las 5 de la mañana para subir al Collado de los Alonsos y hacer fotos con un amigo a esa luna "azul" que al amanecer besa Peñalara. Un abrazo

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    1. Habrá que coincidir con la excusa de echar un vistazo a esas fotos. Una abrazo, David.

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