Chuck Berry. Ni más ni menos que rock 'n' roll. #VDLN 152
Un grupo de colegiales deambulan con la curiosidad que despiertan las salidas de la escuela, por las salas del antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo. Dulcemente, la conservadora intenta transmitir a aquellos cerebros receptivos, aún sin excesivas secuelas del virus de la educación, la belleza escondida en determinadas tendencias creativas. Surrealismo, abstracto o las tomaduras de pelo ocultas tras ciertas vanguardias. Hablamos del setenta y muchos, tal vez del ochenta, en pleno auge de aquel pop-art trasnochado que empezaba a tomar las calles de la capital por el turbio asunto de la Movida. Más o menos a mitad de la charla, uno de los críos sentencia:
— O sea, que el arte moderno es aquel que está mal hecho.
La mujer quedó sonriente, como en ella era usual, pero sin capacidad para la respuesta. Orgullosa quizá de haber trasladado a esos infantes, el conocimiento nacido de los años de estudio. En cada una de las reiteradas ocasiones en que mi prima rememoraba aquel episodio, alcancé la misma conclusión: los niños y los viejos, los que siempre dicen la verdad.
Por fortuna, tras tanto camelo encerrado en tanto «ismo», el regreso a las formas realistas de la mejor creación de nuestros días, devolvió la gloria a sus legítimos dueños. Que sí, que sí, que está muy bien eso de la pintura, de la fotografía y hasta de la poesía abstracta o conceptual. A mí Zóbel me encanta, como Plensa o como Barceló, pero no las legiones de impostores que por dibujar, revelar o escribir «gurrapatos», se reivindican en la etiqueta de genios. La creatividad no consiste en asistir a los antros más «in» del momento, disfrazado de fundamentalista islámico («hipster») o de «hippie» sesentero; sino en transmitir a través de lo auténtico. Sin máscaras, sin modas, sin etiquetas que vistan de originalidad la simple ausencia de talento. Siempre entendí que el arte, cuando nace desde la verdad, está reñido con los uniformes y tampoco precisa de expertos que expliquen a la plebe la razón por la que es bueno.
La música no escapa a semejante patología. A ver quién se atreve a afirmar que, con tan escasas como meritorias excepciones, la mayoría de los intérpretes españoles que alcanzaron gloria en los felices ochenta, no poseían la más remota idea de las técnicas elementales de su oficio; o que el sobrevalorado «indie» nacional, crece sobre tres notas repetidas que suenan a viejo, acompañadas de textos con exquisita tendencia hacia lo obvio; que sobran poses y que falta ingenio.
Sin tanto cuento, sin tanto «postureo» en redes sociales, música popular es lo que hacía un tipo de Missouri que respondía al nombre de Chuck Berry; puro hiperrealismo sonoro, sin nada que maquillar. A Elvis le apodaban el rey, por guapo, por blanco y un poco por esa pinta de paleto con la que todas de algún modo nos identificábamos. Pero el tío que inventó esto fue un negro... aunque a la racista industria del disco, le agradara menos.
Decía un andaluz de la Elipa, llamado Pepe Risi, que «un concierto no se acaba hasta que no suena Johnny B. Good». Pues por eso, porque esto es rock and roll y lo demás imitaciones, con él les dejo.
Con el agradecido homenaje al más grande de todos los tiempos, al hombre del que, desde las distancias de la geografía y de la edad, aprendí que cualquier forma de arte nace de la desobediencia y no de la afiliación a estéticas o a credos; feliz #VDLN, feliz primavera. Aunque llegue con frío, repleta de procesiones y de alergias; aunque los días se muestren plenos y se vuelva ínfimo el cálido refugio de la oscuridad... Que les salga bonita.
Salud y libertad.
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— O sea, que el arte moderno es aquel que está mal hecho.
La mujer quedó sonriente, como en ella era usual, pero sin capacidad para la respuesta. Orgullosa quizá de haber trasladado a esos infantes, el conocimiento nacido de los años de estudio. En cada una de las reiteradas ocasiones en que mi prima rememoraba aquel episodio, alcancé la misma conclusión: los niños y los viejos, los que siempre dicen la verdad.
Por fortuna, tras tanto camelo encerrado en tanto «ismo», el regreso a las formas realistas de la mejor creación de nuestros días, devolvió la gloria a sus legítimos dueños. Que sí, que sí, que está muy bien eso de la pintura, de la fotografía y hasta de la poesía abstracta o conceptual. A mí Zóbel me encanta, como Plensa o como Barceló, pero no las legiones de impostores que por dibujar, revelar o escribir «gurrapatos», se reivindican en la etiqueta de genios. La creatividad no consiste en asistir a los antros más «in» del momento, disfrazado de fundamentalista islámico («hipster») o de «hippie» sesentero; sino en transmitir a través de lo auténtico. Sin máscaras, sin modas, sin etiquetas que vistan de originalidad la simple ausencia de talento. Siempre entendí que el arte, cuando nace desde la verdad, está reñido con los uniformes y tampoco precisa de expertos que expliquen a la plebe la razón por la que es bueno.
Sin tanto cuento, sin tanto «postureo» en redes sociales, música popular es lo que hacía un tipo de Missouri que respondía al nombre de Chuck Berry; puro hiperrealismo sonoro, sin nada que maquillar. A Elvis le apodaban el rey, por guapo, por blanco y un poco por esa pinta de paleto con la que todas de algún modo nos identificábamos. Pero el tío que inventó esto fue un negro... aunque a la racista industria del disco, le agradara menos.
Decía un andaluz de la Elipa, llamado Pepe Risi, que «un concierto no se acaba hasta que no suena Johnny B. Good». Pues por eso, porque esto es rock and roll y lo demás imitaciones, con él les dejo.
Salud y libertad.
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Yo de mayor quiero ser como Chuck Berry y dar conciertos hasta los 90 años. En eso sí que gano por goleada a Elvis ¡Gran post!
ResponderEliminarA mi tampoco me importía. Gracias por comentar y por el comentario.
EliminarNo todos podemos ser genios, pero siempre podemos ser geniales. Y tú, más genial que los demás.
ResponderEliminarFeliz #VDLN
Todos en algo somos genios, aunque por desgracia no sea mi caso, solo es cuestión de descubrir en qué.
EliminarUna gran vida que nos regalo musicalmente grandes cosas. Hay que celebrar su vida, mas que apenarnos de su muerte. Descanse en Paz.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
EliminarHemos coincidido hoy con Chuck Berry en #VDLN, y es que no podía ser de otra manera. Uno de los grandes.
ResponderEliminarBuen fin de semana!
Era lo lógico, todas lo imaginábamos.
EliminarQué bonito homenaje a un artista como fue y es, porque sus canciones nunca morirán. Y es que la música de calidad no entiende de modas, permanece ahí, perenne...Yo conocí a Chuck Berry gracias al Johnny B Goode, que escuché por primera vez de pequeña, viendo Regreso al Futuro, interpretada por Michael J.Fox. Me encantó!
ResponderEliminarFeliz semana!
Esa es la ventaja de la calidad. Sea cual sea el estilo, navega por encima de tiempos y modas. Feliz lo que queda de semana.
EliminarUn gran homenaje! Feliz semana
ResponderEliminarGracias, que salga buena para ti también.
EliminarY esto señoras y señores es un homenaje con todas las letras... excelente como siempre Rafa, en palabras y en música.
ResponderEliminarBesos y que tu semana sea estupenda.
Gracias Alma. Que sea bonita también la tuya. Lo que queda que voy con retraso en las respuestas.
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