Robe Iniesta. Hoy renuncio al mundo. #VDLN 136
Qué poco me agrada diciembre. Lo del frío se arregla con un buen abrigo, pero así de entrada, ya te encuentras de bruces con el puente. Aún perdura el agobio de cuando esquiaba. A todas horas pegado a la pantalla a ver si algún pitoniso profetizaba nieve. Que sí, que sí, que Benasque o el Valle de Arán son en cualquier época una gozada, pero a ver que coño hacías lloviendo a tres grados y con las tablas en el coche. Sabiendo mirar, todo alcanza un perfil positivo, hasta la mala salud que llegó para liberarme de tales estreses. Aunque resultó inocua ante el más terrible de los sucesos, a quién se le ocurre nacer el día nueve. Según la madre a las doce en punto, en medio de una nevada, y en un lugar donde cada copo se convierte en letra de primera página. Todo un presagio de los siguientes cincuenta y cuatro años y... de los que queden. Desde que aterricé en este mundo y como diría mi admirado Enrique Bunbury: cabeza de calabaza en martes de carnaval.
Luego los festejos de empresa en los que toca poner buen rostro y soltar un par de chorradas, como si cada cual no cenara tan a gusto en su casa o, en su defecto, donde y con quien se deje. Festín a festín ejerciendo de exótico: “a ver que le ponemos a este”. Todavía recuerdo los comentarios del camarero en una de las últimas:
– ¿Quién es el raro?
Menuda cara se le quedó al tipo cuando se enteró que era "el raro" quien traía los billetes.
– No se lo tome a mal. Pero si no le doy ni carne, ni pescado, ni huevos, ni leche, a ver que come.
Termino de espárragos de granja o de parrilladas vegetales hasta los mismos. Ya he desistido de pedir revuelto de ajetes sin revuelto o de consultar si las croquetas de boletus las pueden preparar sin leche. Defraudo al público cuando me apunto al café. Por razones que se me escapan, todos esperan que exija una menta-poleo o algún brebaje extraño.
– Que no, que no. Que a mi las hierbas me gustan de cualquier manera, menos en infusión.
Luego de cabeza al buenrollismo propio de las fechas. Hasta un señor con bigote que no conoces de nada, va y se explaya:
– Bueno pues si no nos vemos, que paséis unas felices fiestas y que el año nuevo os colme de parabienes.
A ver caballero, lo más probable es que no volvamos a encontrarnos, con ese principio no me quedan muchas ganas. Y además yo vivo más o menos solo. Como no se refiera a los gatos, animales lo bastante inteligentes como para pasar de estas moñadas, no termino de comprender el plural.
La Nochebuena... épica. Desde que mis hijos se independizaron ejerzo de segundo más joven de la fiesta. Un planazo y una desmedida juerga. Sobre todo si, como en mi familia, los machos suelen nacer ya con la próstata avisando y las hembras premenopáusicas. Un banquete inmenso para un puñado de abuelos que no comen nada y para este pobre hombre que solo prueba el verde. El momento cumbre se alcanza cuando, por alguna de esas confabulaciones interestelares, coinciden dos hechos que singularmente me desagradan. No sé distinguir qué me da más rabia, si que me mandan callar por culpa de la tele o tragarme a las bravas el mensaje navideño de su majestad. Porque te lo tragas. Con cuatro o cinco sordos alrededor de la mesa, te lo tragas aunque finjas llamada inoportuna y salgas un rato a pasear por el jardín.
A medida que las botellas bajan, entramos en materia. Ya es mala suerte reconocerte ateo y anti-militarista en un clan donde se considera nobleza a clérigos, soldados y a todo aquello que huela a gente de orden. Me retrotraen a la Castilla más rancia, con servidora en el papel de garbanzo negro que para eso tiro un poco a ácrata. Sirve para ensayar silencios y para ratificar el propósito de no quedarme amarrado a décadas pasadas. Con los años, uno se ha ido vacunando aunque, por mutación del virus, siempre concluye causando unas décimas de fiebre. Lo más nefasto, las despedidas; eteeeeeernas de modo permanente. Nadie comprenderá lo que significa la desesperación hasta que no observe a mi madre en su salsa. Cómo puede tardarse tanto en los veinte metros que nos separan del coche.
Vaya panorama, no me extraña que de solo pensarlo, mi cabeza se escape hasta lo último del Robe. En cada instante de la vida he sentido como propia su música. Quizá porque somos de la misma edad, porque de jóvenes nos creímos idénticas mentiras, porque fuimos de macarras cuando tocaba y pasamos un tiempo viviendo de las rentas, porque los dos pensamos que lo único cierto es la poesía y lo demás son cuentos, o porque un buen día decidimos quitarnos la careta y dejar de ser esclavos de nuestro propio personaje. En 2016, esos sonidos nos informan de las razones por las que ambos nos percibimos Por encima del bien y del mal, por las que con más frecuencia de la deseada componemos La canción más triste o de que alguien nos remite Cartas desde Gaia. Aunque a mí, la que más me agrada, es la de aquella estrofa que en algún momento dice: “vivo siempre fuera de todas las reglas, mi única bandera son tus bragas negras”. Hoy renuncio al mundo, creo que se llama.
Puede ser que sea que estoy harto de ver lo que quiera que sea lo que vea,
puede ser que esté cansado de mirar y no ver más que anuncios de mierda,
pero hoy al mundo renuncio, juro que hoy al mundo renuncio.
Puede ser que a lo mejor este bajón sea pasajero,
puede ser que la razón me abandonó y ya no la espero,
pero hoy al mundo renuncio, juro que hoy al mundo renuncio.
Yo, a mi manera, he dejado a su lado de todas las reglas.
Que en este tejado la única bandera son sus bragas negras.
Vivo siempre fuera de todas las reglas,
mi única bandera son sus bragas negras,
y veo todo pasar desde fuera.
Pero hoy al mundo renuncio, juro que hoy al mundo renuncio.
En fin que no se me puede dejar suelto. En cuanto dispongo de cinco minutos les martirizo con un rollo que te cagas. Espero lo comprendan y disfruten de Destrozares, lo más nuevo de Roberto Iniesta. Un tipo que dimitió de Extremoduro para ejercer de ExtremoRobe. Sin renegar de lo primero, este me encanta. Como antes comentaba... serán cosas de la edad. Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.
Para ver las reglas y las canciones propuestas por el resto de participantes en este juego de blogs, pulse el botón.
Foto: Claudio Álvarez (El País) |
– ¿Quién es el raro?
Menuda cara se le quedó al tipo cuando se enteró que era "el raro" quien traía los billetes.
– No se lo tome a mal. Pero si no le doy ni carne, ni pescado, ni huevos, ni leche, a ver que come.
Termino de espárragos de granja o de parrilladas vegetales hasta los mismos. Ya he desistido de pedir revuelto de ajetes sin revuelto o de consultar si las croquetas de boletus las pueden preparar sin leche. Defraudo al público cuando me apunto al café. Por razones que se me escapan, todos esperan que exija una menta-poleo o algún brebaje extraño.
– Que no, que no. Que a mi las hierbas me gustan de cualquier manera, menos en infusión.
Luego de cabeza al buenrollismo propio de las fechas. Hasta un señor con bigote que no conoces de nada, va y se explaya:
– Bueno pues si no nos vemos, que paséis unas felices fiestas y que el año nuevo os colme de parabienes.
A ver caballero, lo más probable es que no volvamos a encontrarnos, con ese principio no me quedan muchas ganas. Y además yo vivo más o menos solo. Como no se refiera a los gatos, animales lo bastante inteligentes como para pasar de estas moñadas, no termino de comprender el plural.
La Nochebuena... épica. Desde que mis hijos se independizaron ejerzo de segundo más joven de la fiesta. Un planazo y una desmedida juerga. Sobre todo si, como en mi familia, los machos suelen nacer ya con la próstata avisando y las hembras premenopáusicas. Un banquete inmenso para un puñado de abuelos que no comen nada y para este pobre hombre que solo prueba el verde. El momento cumbre se alcanza cuando, por alguna de esas confabulaciones interestelares, coinciden dos hechos que singularmente me desagradan. No sé distinguir qué me da más rabia, si que me mandan callar por culpa de la tele o tragarme a las bravas el mensaje navideño de su majestad. Porque te lo tragas. Con cuatro o cinco sordos alrededor de la mesa, te lo tragas aunque finjas llamada inoportuna y salgas un rato a pasear por el jardín.
A medida que las botellas bajan, entramos en materia. Ya es mala suerte reconocerte ateo y anti-militarista en un clan donde se considera nobleza a clérigos, soldados y a todo aquello que huela a gente de orden. Me retrotraen a la Castilla más rancia, con servidora en el papel de garbanzo negro que para eso tiro un poco a ácrata. Sirve para ensayar silencios y para ratificar el propósito de no quedarme amarrado a décadas pasadas. Con los años, uno se ha ido vacunando aunque, por mutación del virus, siempre concluye causando unas décimas de fiebre. Lo más nefasto, las despedidas; eteeeeeernas de modo permanente. Nadie comprenderá lo que significa la desesperación hasta que no observe a mi madre en su salsa. Cómo puede tardarse tanto en los veinte metros que nos separan del coche.
Vaya panorama, no me extraña que de solo pensarlo, mi cabeza se escape hasta lo último del Robe. En cada instante de la vida he sentido como propia su música. Quizá porque somos de la misma edad, porque de jóvenes nos creímos idénticas mentiras, porque fuimos de macarras cuando tocaba y pasamos un tiempo viviendo de las rentas, porque los dos pensamos que lo único cierto es la poesía y lo demás son cuentos, o porque un buen día decidimos quitarnos la careta y dejar de ser esclavos de nuestro propio personaje. En 2016, esos sonidos nos informan de las razones por las que ambos nos percibimos Por encima del bien y del mal, por las que con más frecuencia de la deseada componemos La canción más triste o de que alguien nos remite Cartas desde Gaia. Aunque a mí, la que más me agrada, es la de aquella estrofa que en algún momento dice: “vivo siempre fuera de todas las reglas, mi única bandera son tus bragas negras”. Hoy renuncio al mundo, creo que se llama.
Puede ser que sea que estoy harto de ver lo que quiera que sea lo que vea,
puede ser que esté cansado de mirar y no ver más que anuncios de mierda,
pero hoy al mundo renuncio, juro que hoy al mundo renuncio.
Puede ser que a lo mejor este bajón sea pasajero,
puede ser que la razón me abandonó y ya no la espero,
pero hoy al mundo renuncio, juro que hoy al mundo renuncio.
Yo, a mi manera, he dejado a su lado de todas las reglas.
Que en este tejado la única bandera son sus bragas negras.
Vivo siempre fuera de todas las reglas,
mi única bandera son sus bragas negras,
y veo todo pasar desde fuera.
Pero hoy al mundo renuncio, juro que hoy al mundo renuncio.
En fin que no se me puede dejar suelto. En cuanto dispongo de cinco minutos les martirizo con un rollo que te cagas. Espero lo comprendan y disfruten de Destrozares, lo más nuevo de Roberto Iniesta. Un tipo que dimitió de Extremoduro para ejercer de ExtremoRobe. Sin renegar de lo primero, este me encanta. Como antes comentaba... serán cosas de la edad. Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.
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Bueno querido rafa, lo que describes, creo que nos pasa a muchos por este horrible mes, lleno de horribles fastos.Yo soy mas viejo que tu y he encontrado la formula: y es, no acudir absolutamente a ningún festejo.Por razones familiares no tengo mas remedio que acudir a la cena de navidad. Idem , lo mismo,mis queridos viejos sordos, y las despedidas interminables.Yo , soy creyente , por lo menos antes, había algún ateo en la mesa y conforme los vapores del licor iban haciendo efecto, nos enredábamos en una discusión bizantina, sobre la existencia de Dios, que iba subiendo de tono conforme disminuía las botellas de aguardiente.En fin, por lo menos era mas divertido.Ahora ya nadie quiere discusiones y entre el alzeimer y las sordera, la cena se hace eterna. pero son mis queridísimos viejos, y lo hago con gusto.Lo mejores aguantar el chaparrón como buenamente,pueda cada uno.Feliz semana rara,y como siempre gracias.
ResponderEliminarPara mi lo peor es el concepto de obligación. Con mis padres como con frecuencia y sin problemas, pero esas ideas de grupo que se generan... Feliz semana.
EliminarLas fiestas ya no son lo que eran. Tengo recuerdos entrañables de niñez, que ahora por supuesto con unos niños pequeños al menos tengo un poco de cambio, pero los últimos años venía siendo una sucesión de zombies frente al televisor... ufff. Ánimo.
ResponderEliminarYo continúo escuchando Robe, que me quedan un par.
La tele. Es terrible. Gracias por comentar.
EliminarOle....es amigo de mi cuñao y de Plasencia, el cantante de Extremoduro. Es un puto crack
ResponderEliminarHace tiempo que no vive allí. Se trasladó al País Vasco. Totalmente de acuerdo, un crack.
EliminarNo lo conocía, pero escucharlo ha sido una grata sorpresa.
ResponderEliminarFeliz semana.
Me alegro, Gracias por tu comentario.
EliminarExtremoduro siempre ha sido uno de mis grupos favoritos, y de este disco de Robe en solitario lo que he escuchado me ha gustado, a ver si Papanoel jejeje
ResponderEliminarSeguro que Papá Noel se porta. Gracias por comentar.
EliminarEsta vez tal vez iré contra corriente... muchas veces uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde del todo, hasta que no tiene ni la "posibilidad de..." Por años me lamenté de las fiestas... es decir, del terrible calor; de comer lo de tradiciones europeas donde hacen 5° pero en una ciudad donde a medianoche tal vez hacían 35°; lo de ponerse de acuerdo a ver quién cocina qué; las estúpidas peleas de último momento; porque hiciste, porque no hiciste... y así la lista es larga... me vine a Italia, ya no tenía que "combinar" nada con nadie... se hacía lo que yo quería... se iba, se venía, se quedaba donde se está, ¿calor? pegadita a la estufa, sino nada... ni niños esperando regalos, ni tus viejos abrazándote y deseándote lo mejor, ni tu hermano, ni los pocos verdaderos amigos... nada... tranquilidad, la que quieras... hoy pagaría por pasar las fiestas con los míos... aunque después puteé y me lamente... porque eso ya es como un folklore.
ResponderEliminarBueno... me volé... disculpame Rafa, a veces me pasa. Te dejo un besote.
Estoy totalmente de acuerdo contigo ,alma baires,por eso hay que estar con quien nos aman y todavía los tenemos con nosotros,aunque creamos, ahora, que son un coñazo, y que las fiestas son estúpidas. Es la vida.Y no hay mucho mas fuera de la matrix
EliminarNada que disculpar Alma. Como decía más arriba, a mi lo que me trastorna es la idea de fiesta obligatoria, los tópicos y los compromisos que tocan en estas fechas como si no hubiera días. Y sobre todo, las dinámicas de grupo que se crean. A mi me gusta comer o cenar con mis padres, de hecho lo hago casi todos los días, pero no con la versión de ellos que surge cuando se mezclan con "la familia". Gracias por comentar, besos.
EliminarCada época tiene sus cosas, y la navidad nos guste o no hay que pasarla, en mi familia no hemos sido de celebrarlo mucho y, en cambio, la de mi mujer al revés, se juntaba toda la familia y los pasaban genial. Al final me divierto con ambas opciones y las disfruto como buenamente puedo.
ResponderEliminarMuy grande Robe :) Feliz semana!
Quizá sea lo mejor adaptarse a lo que venga. Yo es que empiezo a estar mayor y cada vez tengo menos pases. Gracias por tu comentario.
EliminarRafa, creo que se te ha pasado que aquí, en Madrid, tenemos también ahora los inventos de Carmena. Que pueden estar más o menos bien o más o menos mal; pero seguro que tenemos otro debate estas navidades.
ResponderEliminarFeliz #VDLN
Sí, no las pintamos solos para dividirnos en dos bandos irreconciliables por alguna chorrada. Lo de cortar Gran Vía ya está dando que hablar, cuando en realidad es reconocer una realidad de hecho. Gracias por tu comentario.
Eliminarmaridito dice que los hemos escuchado en el cohce alguna vez, pero yo en mi pelota ni he sido consciente de ello... espero que este comentario se quede...que el anterior no se ha grabado y nose porque, me esta pasando con varias paginas visitadas ya...snif snif, feliz semana
ResponderEliminarColor Azul, en muchos blogs, el primer comentario que se hace se queda a la espera de aprobación. Una vez aprobado, los siguientes se publican sin problemas.
EliminarAsí que no sufras por ese pequeño detalle.
Ni idea de lo que sucede. Supongo que no habrás marcado el filtro anti-spam que viene de serie en blogger. En mi blog los comentarios no están sometidos a previa autorización.
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