Andrés Calamaro. Amores inexplicables. #VDLN 114.

Esto de la psicoterapia cada vez se parece más a la confesión cristiana. Entras en el templo pensando que eres lo peor de lo pésimo y sales con un puñado de euros menos, pero convencido de que tu problema nace de un exceso de empatía hacia tus semejantes y que se soluciona por la vía rápida, con ese neoconcepto del egoísmo sano. Lo malo es que como a todas nos deben decir lo mismo, terminaremos escondiendo el seitán con nueces detrás de las acelgas, no sea que al abrir el frigorífico alguien se encapriche. Por lo menos te libras de los rezos y así, en principio, tampoco parece existir obligación alguna de liarse con la (el) terapeuta.

Prometí dedicar el verano a esos amores inexplicables que parecen nacidos para enrevesarnos las noches. Musicales, por supuesto, que de los otros ya se las apañará cada cual como pueda. Empiezo fuerte... 



No encuentro ni una sola idea racional que justifique mi pasión por Andrés Calamaro. No pasa nada, no la necesito y además me ocurre con frecuencia en casi todos los ámbitos. Tiene una voz feísima que acusa como pocas el paso del tiempo y sobre todo la forma de pasarlo. Tampoco es que domine el canto, como quedó en evidencia en ese directo grabado a dúo con Enrique Bunbury. De bailar, mejor no hablamos. Es taurino; tres cuartos de arrogante; aunque carezco de elementos para constatarlo, machista, según buena parte de mis amistades; siempre anda metido en líos, unos reales, otros imaginados por la prensa cuando las noticias deciden declararse en huelga; y cambia de ideas como cambian de ropa interior aquell@s suicidas que se atreven a simultanear dos amantes. Tan pronto te regala todas sus creaciones porque el arte nació para vivir libre, como se planta en un concierto serrano a soltar un mitin en favor de los piratas de la SGAE. Hace (hacía, que en esto sí parece haber sentado la cabeza) publicidad descarada de todo tipo de sustancias malsonantes y sale a medio tortas con buena parte de sus compañeros de oficio. Que sí, que sí, que aunque ahora manifieste habitar en una aburrida rutina cultural y no probar ni la cerveza, el tío fue siempre un bala, pero… me encanta. Y creo que le perdonaría cualquier cosa menos acercarse a mi hija a menos de un kilómetro de distancia.

Luego escuchas sus textos (los propios y los que transforma en tales al regalarles su personalidad) y tomas conciencia de que allí se cría la puta vida. Porque si somos sincer@s con nosotr@s y adaptándolo cada un@ a sus inclinaciones, quién (como en la Milonga del marinero y el capitán), no perdió la cabeza por una rubia loca que bailaba sola hasta el amanecer; quién no desea dejarse cortar por una Copa rota para sangrar besos añorados que nunca retornarán; o quién no ha escrito versos crueles esperando a que vuelvas... Cuando no estás.



En el fondo creo que si me apasiona el argentino es porque a mi estilo, yo también debo ser un Loco, de esos que se dieron cuenta que por largo que parezca el viaje, cuando surcamos el mar de la juventud; en realidad, el tiempo es muy poco, y carece de sentido derramarlo a lo tonto.



Si hay un tema de Calamaro con el que me identifico ese será siempre El salmón. Quizá porque he alcanzado el momento en el que quiero arreglar todo lo que hice mal, todo lo que escondí hasta de mí, aunque me temo que las soluciones no concuerden con las expectativas de la mayoría; o tal vez porque siempre viajé por la vida en la misma dirección que el protagonista de la historia, cuando el sanguinario comercio de alimentos le permite disfrutar de su libertad.



Pensaba que podría, pero va a ser que no. Mira que me habré propuesto veces terminar esta entrada de otro modo y no repetir siempre la misma canción. Por motivos que me pertenecen... Sin Documentos.



Andrés Calamaro, un tipo por el que, ante la coincidencia de su concierto del Price con la presentación albaceteña de mis Abismos, hice una porra de kilómetros la pasada semana, para no perderme su última gira. Lo lógico. Si fui yo el que canceló nuestra cita, a mí me correspondía acudir a su encuentro. Un tio que debiera repelerme pero me apasiona. Igual porque desde orillas opuestas, coincidimos en lo que mejor nos define: casi todo lo que nos gusta es ilegal, probablemente inmoral en el inmoral sentido que conceden al término las personas rectas y, por unas u otras razones, termina adelgazando.



Espero que el formato veraniego resulte de su agrado. Feliz #VDLN. Parafraseando a Wyoming, la semana próxima más, pero no peor, porque eso supondría alcanzar el imposible. Lo dejo que me lio. Como siempre, salud y libertad.

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Comentarios

  1. Por lo que te leo aquí y en otros sitios, el papel de escritor maldito te queda fenomenal. Cada vez eres más escritor y cada vez más maldito. Que sepas que tu libro me ha parecido excelente y que hoy me reído con tu artículo. Siento auténtica curiosidad de cotilla por conocer los siguientes amores inexplicables. Besos.

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    1. Muchas gracias, Emma. Como escritor no me veo, solo soy un tío al que le gusta escribir, y lo de maldito, ni idea. Si aparento lo pretendesa etiqueta no es intencionado. No lo pretendo. Gracias y aver si coincidimos que ya está bien. Besos.

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  2. Buena elección Rafa!
    Que arte con tu relación amor-odio con Calamaro, " mucho te quiero perrito, pero de mi hija te me alejas un poquito" jajaja
    Yo pensé que lo del salmón era deformación profesional (por el periodico):-P, pero la verdad que el tema es muy chulo.
    Me alegra leerte de nuevo, y a seguir p'alante con Abismos.
    Un beso!

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    1. Un placer, como siempre, leer tus comentarios. Lo de la hija no se negocia. Ja,ja,ja. Muchas gracias. Un beso.

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  3. Me gustan mucho los temas, creo que hay alguno que me gusta un pelín más pero cada uno se identifica con sus canciones. Feliz Semana!

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    1. Es difícil elegir entre un repertorio tan amplio. Igual me pasa como a ti. No son los que más me gustan, pero sí con los que mejor me identifico. Feliz lo que queda de semana que voy con retraso.

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  4. Me gusta tu elección de hoy. Una buena forma de empezar la tarde.

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    1. Y a mí me alegra que te guste. Gracias por tu comentario.

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  5. Calamardo es uno de mis psicópatas preferidos. Me encanta tu selección. ¡Buen finde!

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    1. Sin duda uno de los míos. Me temo que con la edición veraniega de este año te vas a inflar a ver psicópatas por aquí. Feliz lo que queda de semana que voy con mucho retraso.

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  6. milonga del marinero y el capitán, es mi favorita.me parece un temazo. Además le gustan los toros.eso me basta para perdonarle sus locuras y todo lo que se meta por la nariz. ¡que coño me gustan los locos¡. De Bumbury me enamoré cuando le oí cantar boleros.Con que gusto y con que voz tan bonita. Dándole un toque tan personal ,que siendo los boleros un poco empalagosos, era una delicia escucharle. muy dificil cantar así.Soy muy viejo y llevo miles de terapias sobre mis espaldas, a parte de patillas que es lo único que me alivia.Al final , mis propios demonios ,mis propios fantasmas del cerebro me acompañarán siempre. son mis compañeros de viaje, pero con el tiempo, he aprendido ha que me hagan sufrir lo menos posible. Los saludo todas las mañanas, pero a veces me cuesta mucho mantenerlos a raya.no hay otra hermano. saludos y buena semana, porque libertad no tenemos

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    3. A mi también me gustan los locos.A Bunbury lo descubrí en el primer trabajo de Héroes y hasta hoy, se mejora en cada disco. No es mala fórmula la tuya, para alcanzar la paz con uno mismo. Gracias por el comentario. Feliz trozo de semana.

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