Enrique Bunbury. Una noche en la ópera. #VDLN 118

Por entorno, por repertorio y por el momento de forma del aragonés errante, en ese punto de su historia personal en el que se reconoce maduro, sin asomarse a viejo; acudí al Real madrileño como quien se acerca a la sala dorada del Musikverein vienés el primer día de enero; con la certeza de contemplar un placer exclusivo, un puto privilegio. Aunque pronto le pusimos remedio (mi palco resultó repleto de peña conocida),  de modo intencionado me hice acompañar por la soledad voluntaria que reservamos para los grandes acontecimientos. Nacemos solos, morimos solos; solos nos enamoramos y nos desenamoramos que por más que expresemos lo opuesto, la otra parte no pasa de constituirse en sujeto pasivo de los sentimientos. Me acomodé en un lugar sin precio, regalo de unas manos de mujer a quien desde aquí se lo agradezco. No demos nombres. Pese a la falta de méritos, cada vez me lee más gente y luego todo se termina sabiendo.

Foto: costaricametal.org

El libro de las mutaciones, el actual espectáculo de Enrique Bunbury, nació de aquel mágico recital para el canal latino de la MTV. Mucho más que el típico grandes éxitos con el que los dioses del Olimpo tratan de mantener la divinidad cuando empieza a escasear el talento. Lo definiría como un repaso a treinta años largos de carrera, interpretando los temas tal como debieran haber nacido, sin las cargas registrales de las modas de cada tiempo. Creo que con intención, ni siquiera ha escogido los "hits" más recientes, sino aquellos que alcanzada la cumbre, solo los privilegiados pueden cocinar al vapor, sin aceites que enmascaren sus sabores verdaderos. La banda, tremenda que diría el bueno de Javier Ruibal, dominada por dos bandidos que destacaron sin desmerecer al resto. Vaya conciertazo de Revenaque a las teclas y vaya virtuosismo discreto el que surgía de las cuerdas de Jordi Mena. Llegué con la idea de escribir una crónica, la deconstruí a dos palabras, al estilo de las salsas de los cocineros postmodernos: sencillamente perfecto.

Brillante a la voz, ilustre en los arreglos, la mayor cualidad del señor Ortiz de Landázuri es su capacidad para dibujar emociones. No se me ocurre una situación vital de las que importan que no se refleje en alguno de sus textos. Supongo que influirá aquello de compartir con él buena parte de la visión de este mundo tan feo. Porque yo también siento el veganismo como el acto revolucionario con mayor capacidad de cambiar la sociedad desde lo cotidiano, sin sangre y sin innecesarios aspavientos. Y de nuevo coincidimos en amar de verdad a nuestra tierra y en querer alejarla por ello de nacionalismos, de esos límites fronterizos diseñados con el único fin de entristecerla y convertir en enemigo a quien solo se reconoce diverso.


Ni siquiera recuerdo la duración exacta. Llegaron los bises cuando parecía que andábamos en el calentamiento. En el lenguaje de los medios, el set list fue un zasca a esos incansables talibanes en el aburrido oficio de solicitar la resurrección de Héroes del Silencio. A ver si nos enteramos que no puede revivir lo que no se ha muerto; que estaban sobre el escenario con otros músicos, dirigidos por un tipo que responde “y yo que sé” cada vez que se le pregunta si su disco es de rock o cambió el género; por un talento natural que se niega a convertirse en juvenil caricatura de un hombre adulto a quien el sorteo de la genética le regaló la condición de genio.

Corto y cambio. Comienzan los veraneos y lo último que apetece es leer pergaminos eternos. Les dejo con tres temas que de algún modo reflejan lo vivido en el teatro de la ópera y que además son de los pocos disponibles en su último formato, sin vulnerar los derechos de la propiedad intelectual. Que pintores, músicos, fotógrafos o poetas trabajan por amor al arte, pero a diferencia de esa colección de indeseables que ejercen desde las instituciones en su exclusivo provecho, aún no viven del cuento. Me permito comenzar como empezó el concierto, con ese Ahora en cuyo estribillo nos identificamos todos los que de uno u otro modo dedicamos a la creación nuestros instantes más sinceros.

Ahora puedo decirlo mas alto
pero no puedo mas claro
todo lo que en el mundo he amado
es una canción, un teatro y a ti.



Pero la vida es presente y digan lo que digan l@s psicólog@s del culto a la autoestima (o l@s mem@s sin remedio), en lo más íntimo, todas deseamos a alguien que desde el respeto a la libertad, coloque con nuestro consentimiento Dos clavos a mis alas, para soltar las amarras y navegar juntas Mar adentro. A quien lo tenga que le dure; y a quien no, suerte en el empeño. 





Y para los que aún duden de la magnitud del evento, les dejo una muestra. Tan mala en cuanto a calidad sonora, como representativa de ese Maldito duende que se coló en el Teatro Real, para inundarlo del probablemente mejor rock en castellano de la historia de la música.



Ya en el camino de vuelta a casa, una reflexión se apodera de mi maltrecha cabeza, más o menos a la altura de Parla. Para alcanzar la felicidad, para sobrevivir al éxito, hay que alejarse sin paracaídas de esa zona de confort que nos limita a lo conocido; hay que lanzarse al patio de butacas para dejarse devorar por la vida y  reinventarse en cada movimiento. Justo lo que hizo el irrepetible músico el veintiséis de julio en el Real madrileño; justo lo que emprende con cada nuevo proyecto.

Espero que les gusten los temas. Y también que disculpen mi falta de objetividad para con Enrique Bunbury. Se nota; es la tercera vez que visita este refugio cibernético. Todo un record. Feliz #VDLN. Si medio me apaño con el teléfono, la semana próxima volveremos, aunque por las fechas no nos lean ni los acérrimos. Disfruten de las vacaciones. Como siempre, con mis mejores deseos de salud y libertad.

Imágenes del concierto, gentileza de Lola Honrubia.

Para ver las reglas y las canciones propuestas por el resto de participantes en este juego de blogs, pulse el botón.


Comentarios

  1. Música rock y teatro real; siglo XXI cambalache... que diría el tango.

    Sobre Bunbury, creo que ya lo has dicho tú todo.

    Feliz #VDLN

    ResponderEliminar
  2. Me encanta este artista. Ya no por ser de mi tierra sino por sus letras, por su estilo y ese acento único.
    Y dicho lo dicho, no puedo añadir más.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi me apasiona y no es de mi tierra. Feliz semana. Besos

      Eliminar
  3. No sé cuántos años hace que conocí a este artista, fue cuando ni siquiera sabía su nombre, era simplemente "...ese de Héroes del Silencio ...ese español que suena grandioso..." y en Baires la rompía... me encanta esa fuerza en las letras, esa sensualidad en la voz...

    ...y aunque me repita, es un verdadero placer leer tus entradas, para nada resultan pergaminos eternos. Un beso y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A Bunbury me ha gustado en todas sus etapas y ahora está mejor que nunca. Me alegro que te agraden mis entradas. No son más que una colección de locuras. Gracias. Feliz semana.

      Eliminar
  4. Muy bueno, con Bunbury he ido por fases y alguna vez lo he escuchado más y otras menos, pero, sin duda, es un grande.
    Feliz Semana!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De eso se trata de escuchar en función de lo que apetezca. Yo lo he seguido siempre. Feliz semana

      Eliminar
  5. Uffff, la música de mi vida va unida a Bunbury, y a Héroes. Y con los años, va mejorando, que ya era difícil. A los pies ante este VDLN! Toca vibrar escuchando tras leer...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Rocío, a mi me pasa un poco igual. creo que se nota. Feliz semana

      Eliminar
  6. Buena crónica de lo que allí vivimos.
    Te dejo mi visión de esa noche, saludos.
    https://m.flickr.com/#/photos/lolahonrubia/sets/72157670597888320/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Tus imágenes geniales. Transmiten. Con tu permiso las enlazo en el cuerpo de la entrada.

      Eliminar
    2. Me alegro que te hayan gustado. Un honor que las pongas. Saludos.

      Eliminar
  7. https://m.flickr.com/#/photos/lolahonrubia/sets/72157670597888320/

    ResponderEliminar
  8. ¡que pena que esta máquina no me permita escucharlo! Me encanta Bunbury.¿sigue teniendo esa voz tan bonita , que tenía antes? ¿ y el mismo gusto para cantar? Ya megustaría haber estado allí,que envidia Con todos mis respetos, en cuanto a la filsofía vegana , como única vía, para cambiar el mundo , me parece un pensamiento Alicia(es expresión de el filosofo Gustavo Bueno,no mia) Pero si a tí te va bien,chapó, me quito el sombrero y adelante).Un fuerte abrazo y feliz semana o verano

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bunbury en mi criterio se halla en el mejor momento de su carrera. Conserva la voz de siempre, pero canta mejor que nunca y quizá se ha olvidado de su propio personaje para representarse a sí mismo. En cuanto al veganismo, no digo que sea la única, pero quizá sí la más efectiva. Combate el negocio alimentario, una de las mafias que dominan el mundo, ejerce redistribución de la riqueza por la vía del consumo, y consagra el amor a la vida como principio motor de nuestra existencia. Maneras de vivir que diría Rosendo. Un abrazo y feliz semana.

      Eliminar
  9. Me arrepiento muchísimo de no haber sido rápido comprando las entradas y no haber podido estar allí.

    Envidia, no sé si sana, por esa noche tan mágica que viviste.

    Feliz #VDLN

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En septiembre tienes una nueva oportunidad... si conseguiste entradas. Feliz semana.

      Eliminar

Publicar un comentario

Lo más heterodoxo