Slipknot. Cosas de adolescentes. Vdln 33


Quizá por la temprana edad en que me infectaron las tesis de Proudhon, nunca encontré sentido al concepto jurídico de transmisión mortis causa. Lo que uno tenga que obsequiar a sus descendientes, mejor en vida. Como suele referir mi padre, después del burro muerto, la “cebá” al rabo.


Fiel a ese principio, si algo he intentado transferir a los míos, han sido valores éticos y no cifras de capital. Pura cuestión de eficacia. Los primeros crecen y nos hacen crecer; los segundos o se consumen o terminan por consumirnos. Las cuentas corrientes, los inmuebles, las posesiones, se transforman en los peores enemigos del cociente intelectual. Satisfechas las necesidades, el resto estorba, nos aleja de nosotros. Si liberamos de todo lo superfluo a una bicicleta de carreras para aumentar su eficiencia, nunca comprendí por qué con los humanos sostenemos la idea contraria.




En ese intercambio generacional solo adivino ventajas. Los viejos aportamos experiencias; los nuevos, la frescura para adaptarlas al presente. Hoy les obsequio una de las secuelas musicales de tal proceso.

De salida, atribuí a un simple pecado de adolescencia, la temprana pasión de mi hijo por Slipknot. Solo la natural rebeldía de un chaval de por entonces 14 años, era capaz de concebir como música el insoportable ruido emitido por esa banda de Iowa, afiliada desde sus orígenes al metal alternativo. Mi anticuada sensibilidad, traducía como próximos a la delincuencia a unos tipos que aparecían en el escenario con máscaras de asesinos en serie y que renunciaban a su nombre de pila, para identificarse por un dígito comprendido entre el uno y el nueve. Los prejuicios, siempre los malditos prejuicios.




Cuando me detuve en traducir sus textos y encontrar un sentido a tan peculiar puesta en escena, descubrí la exacta representación de la sociedad en que vivimos. El escenario de una peli de terror en el que para pasar desapercibidos tenemos que sacar lo peor de nosotros, enmascararnos y convertirnos en número. Sus letras - poéticas, ácidas, brutales - colaboran tanto como unas melodías en las que la percusión gobierna y las guitarras se limitan a sostener los ritmos. La voz de Corey Taylor, unas veces melódica, otras gutural y con frecuencia rapera, mitiga o exacerba el conjunto.

Slipknot es mucho más que un baile de disfraces. Difícil que coincidan en el mejor momento de su carrera un grupo de músicos como Paul Gray (bajo), Joey Jordison (para mí, el mejor baterista del momento) y Shawn Crahan (percusiones y coros). Junto a la voz de Corey y la guitarra solista de Jim Root, el núcleo duro de la banda. Sid Wilson (DJ), Chris Fehn (segundo percusionista), Craig Jones (teclado y sampler) y Mick Thomson (guitarra rítmica), completaban la mejor mejor formación posible. Con “Vol. 3 (the subliminal verses)” (2004) y “All hope is gone” (2008), alcanzaron la cumbre de su carrera. El directo de 2005, “9.0 Live”, sobrecogedor. En total, más de veinte millones de discos vendidos en todo el mundo.



La muerte de Gray (2010) marcó el inicio del declive. Paul ejercía de compositor principal y, sobre todo, de tipo tranquilo capaz de calmar las distintas personalidades del grupo. La causa oficial del fallecimiento fue sobredosis. ¡Qué embustera resulta a veces la Wikipedia! Con intención que desconozco, olvida explicar que lo consumido no fueron ni opiáceos, ni drogas de diseño, sino calmantes con los que intentaba tolerar la cefalea en racimos que padecía desde la infancia. Una enfermedad que a mi pesar, conozco de cerca y que casi me garantiza un final parecido. Por algo el sensacionalismo propio de nuestra era, la califica como cefalalgia suicida o, con un  poco más de rigor, el dolor de intensidad máxima que puede soportar el ser humano antes de perder la consciencia.

He escuchado poco su último trabajo. “.5: The Gray Chapter”, publicado a finales del pasado octubre, confirma los peores augurios. En el sentido literal del término, mucho ruido, mucho, y pocas nueces, muy pocas. La huida del baterista, así lo presagiaba. Habrá que estudiarlo con más pausa pero de salida …

Les regalo para este viernes de noviembre cuatro temas representativos de su múltiple personalidad. De principio, para que no se asusten y dimitan del resto, el más melódico, una preciosidad metalera llamada Snuff. Sigo con Dead memories, el perfecto equilibrio entre lo brutal y lo sensible; después Duality, la esencia de su perfil más bestia. Un dibujo hiperrealista del difunto titular del bajo sobre el padecimiento que le condujo hasta la tumba. Créanme, así se siente uno. Y de postre, Vermillion pt 2. Una historia de amor y suicidio dotada con el don de la ambigüedad. No conozco dos seres que la interpreten del mismo modo. El vídeo promocional, una gozada para los sentidos. La simetría imposible entre lo tierno y lo macabro. Espero que los disfruten.




Hace unas semanas, anticipaba en algún comentario que el día que compartiera la música preferida de mi hijo, me expulsarían del grupo. Espero se muestren generosos. A mi también me apasiona. Cosas de adolescentes.

Feliz viernes, buena semana. Fuera máscaras y disfruten de la vida con salud y en libertad.  



Comentarios

  1. ¿Cómo vamos a echarte del grupo? de eso nada!
    Me suena el grupo, sabía que eran "diferentes" pero no tanto...
    Feliz viernes!

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  2. Madre mía ¿echarte por acercarnos cosas que de otra manera jamas conoceríamos? Noooo. Bueno, me he quedado impactada, nunca había visto este grupo. Vaya pintas, es lo primero que piensas. El ultimo video me parece de lo mas inquietante, pero me gusta la canción mas que las demas. Feliz Semana!

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    1. Tú lo has dicho, vaya pintas. Aunque reconozco que me encantan hasta en eso. Buen finde

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  3. De echarte nada, que eso me ha sonado a lo que escuchaba mi hija y cualquier día me lo planta en uno de mis VDLN y me tenéis que echar a mi también, jeje.
    Las canciones en sí me han gustdo (¡muchas gracias por las letras!) pero las puesta en escena.... todavía no me he modernizado tanto, jeje.

    Por cierto, me encanta que esta semana ya seais dos los que habéis dejado a vuestros hijos al volante;)

    Un beso y feliz fin de semana

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  4. Ufff... Hacía bastante que no escuchaba a estos De hecho, el disco de este año no lo he escuchado aún. Es de esos grupos, que gustándome, no me terminaba de encajar voz y sonido. Creo que la teatralidad les ayuda, pero no me aportan tanto como otras bandas de nu-metal.
    La selección, perfecta. Buena idea empezar con el Snuff ;)
    Buen finde.
    P.D. Si te echa(ra)n, voy detrás tuyo

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    1. A mi me vuelven loco sus percusiones, aunque si te soy sincero me agrada más Stone Sour, la banda paralela de Corey. Buen finde

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  5. como te vamos a echar del grupo, ni de coña!!, no los conocia de nada y además tengo que admitir que a mi también me gusta alguna de las cosas que oyen mis hijas.

    besos

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  6. Has explicado tan bien todo lo referente al grupo y su música que dan ganas de escuchar más.

    Muchas gracias.

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