Marilyn Manson. Amores inexplicables (II). #VDLN 115

Concibo la existencia humana como una interminable sucesión de errores, raramente interrumpida por aciertos esporádicos. De los miles de actos que habré realizado, solo reconozco dos que caben con certeza en la segunda categoría. Para la primera elegí un nombre que sonara conocido, aunque sin antecedentes penales. Para el segundo, todo a estreno, que siempre quise que fueran ellos y no los herederos de nadie. Les sonrió la fortuna en el sorteo de la genética, se parecen a la madre: equilibrados, con los pies pegados a la tierra y con la desobediencia justa para no volverse idiotas, pero sin pasarse que eso suele acarrear consecuencias fatales. Disfrutaron del deporte mientras disfrutaban; después plantaron cara a la panda de ignorantes que lo dirigen y que prometíam el cielo a cambio de embestir con insistencia al trapo rojo que les mostraban. Todo valía con tal de mantener el salario de los que no sirven para nada distinto que el hacer creer a otros que saben. También plantaron a los ignorantes que siguen a los ignorantes, créanme, una legión. Menudo carácter.


En esa etapa aprendieron que una persona no puede ser nada diferente a aquello en lo que sueña con pasión y a no aceptar más disciplina que la que cada uno se impone a sí mismo. Descubrieron que cuanto más alto el cargo, más bobo el tipo y menos preparado, una constante. Y también que los ineptos tienden a soltar la culpa hacia el resto de los mortales. Comprendieron que terminar una carrera no supone concluir los estudios, porque el aprendizaje es una función sin límite. Y supieron más o menos resolverse el futuro, en estos tiempos difíciles en los que todo lo estable parece merecer condena. Hoy siguen ahí, una desde esa proximidad que huele a explícito afecto, el otro desde una lejanía que me niego a percibir como distante. Nos conocemos, en algo tenía que salir al padre.

A ver como le explico yo a mis hijos que me movería hasta cualquier lugar del planeta por un concierto de Marilyn Manson. Lo sé. Ni tengo edad ni se me supone el nivel sociocultural más adecuado para entusiasmarme con la bestia. Tampoco vamos a decir que su voz suene a prodigio, ni siquiera dentro del metal industrial, o que las composiciones alcancen lo sublime. Quizá sus mejores momentos los vive en covers, en versiones de temas ajenos que convierte en propios sin más que aproximarlos a su estrafalaria imagen.



Manson eligió ser el príncipe de lo oscuro, del lado siniestro que sobrevive en cada uno de nosotros, cuando aparcamos la educación y nos mostramos. Manson es la sociedad que observo desde mi celda cuando me asomo a la verja que la delimita; el sueño dorado de cualquier estudioso de la psiquiatría carente de ideas para su tesis doctoral; la mejor representación de las cefaleas que asolan mis madrugadas; la trastienda de esos seres que navegan por la vida con sobredosis de azúcar, hasta que en algún descuido pierden la máscara; los oficios de cualquier secta, o de cualquier religión que a estas alturas no vamos a andarnos con eufemismos; la miseria política; el deporte competitivo y tal vez, hasta los espejos de mi casa, cuando por caprichos del destino me cruzo sin intención con alguno de ellos. La bestia daña porque nos imita, pero se conforma como mucho más que un disfraz extravagante con el que dar rienda suelta a la rebeldía adolescente.



Brian Hugh Warner que así, con apellido de parque temático (una premonición), es como bautizaron al tipo; pone la voz, también la imagen; pero sabe que no es nadie sin ese bajo y sin esa guitarra sucia, sobreactuada, artificial por exceso de efectos, del gran Twiggy Ramírez. Por eso lo rescató de nuevo para el grupo, tras una larga ausencia. El coautor de la banda sonora que más me agrada, para aquellas placenteras situaciones que no pueden narrarse, sin variar la calificación de edad de este absurdo refugio cibernético. Entre los dos lograron un imposible, convertir en obra de arte una insípida composición de Eurythmics: Sweet dreams.


Les dejo con sus temas. Al ya citado, sumo Antichrist Superestar (perdón si hiero algunas sensibilidades, incluidas las ortográficas que el traductor debe ser de ciencias puras), No reflection (mi predilecto) y Deep Six (el vídeo, una pasada que se las trae). Imagino sus comentarios. No se corten que estamos para eso y a mí también me pasa. Feliz #VDLN. La semana próxima, si nadie lo remedia, volveremos con otro de mis amores inexplicables. Disfruten hasta entonces con salud y en libertad.





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Comentarios

  1. Este tipo me parece abominable, pero tu texto me gusta tanto como siempre y me ha permitido comprender un poco, solo un poco, su "música". Feliz semana. Un beso.

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    1. Me alegro que te guste al menos el texto. Feliz semana. Un beso.

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  2. A tus hijos ni a nadie tienes que dar explicaciones.Si te gusta ,vas y disfrutas.Por cierto Rafa,¿te has vuelto Luciferino?. un abrazo y feliz semana

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    1. Ja,ja,ja. No, para nada. Ten presente que escribir, bien o mal, es una forma de mentir sin engañar. Feliz semana. Un abrazo.

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  3. El verano es un buen momento de comentar aquello que parece que nadie escucha.

    Feliz #VDLN

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  4. Una buena definición del tiempo de las luces.

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  5. Pues nunca lo hubiera imaginado!! Para mi gusto ese "Sweet dreams" es una obra de arte, desde el primer día que lo oí me pico el gusanillo para oír mas de Manson, y tiene maravillas!

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  6. Tiene auténticos temazos, no es un artista que haya escuchado en exceso pero sí me dio por investigar un poco hace unos años.
    Coincido con lo del Sweet Dreams.

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  7. Muy grande el reverendo. Junto a Rob Zombie y el maestro Trent Reznor formarian la liga del escandalo puritano, sin duda.

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  8. Muy grande el reverendo. Junto a Rob Zombie y el maestro Trent Reznor formarian la liga del escandalo puritano, sin duda.

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