Vradiazei. Una noche con Ptah. Amores inexplicables (IV). #VDLN 117

Creo que una de mis mayores limitaciones es la incapacidad casi absoluta para la negación. Mira que me dejo pasta y le pongo empeño, pero nada. No me pregunten cómo, pero hace unos días me vi inmerso en una especie de sesión espiritista junto a siete locas, entendido el término no como distintivo de género, sino de estado mental. Completaba el cuadro una estafadora de oficio a la que denominaban guía. Un lugar duro para un pobre hombre que solo cree que es de noche cuando se la pega de narices contra un árbol en la oscuridad. Al parecer Samantha (sí, sí, como la de Embrujada) que para mayor escarnio así se autodenominaba la susodicha, suscribió una especie de contrato en exclusiva con un tal Ptah, a la postre el dios de la creación del antiguo Egipto. Bueno, al menos eso es lo que pone la Wikipedia que yo de religiones no controlo mucho y allí, in situ, tampoco parecía cuestión de preguntar.


Comenzamos el ritual sentándonos en círculo y entrelazando nuestras manos como en el corro de la patata que practicábamos de niños. Lo obligado era cerrar los ojos, aunque he de reconocer que en parte por mi natural desobediencia y un poco por el miedo de que a Ptah se le antojase una ofrenda, en ningún momento acabé de cumplirlo. En todas las culturas, en todos los tiempos, se termina sacrificando al diferente, y allí bastaba una ojeada a la estancia para comprender quien poseía la certeza del premio.

Temí lo peor al escuchar aquello de “ señor, ven y tómanos”. Al margen de la divinidad, cuya orientación sexual me resultaba indefinida en esos momentos, allí el único señor conocido era servidora. Y, bueno, no es que las damas estuvieran del todo mal, pero uno con la edad tampoco se ve ya para exhibiciones y además, metidos en faena, prefiero los entornos con cierta intimidad.



Cuando por fin Ptah nos obsequió su presencia, la sacerdotisa comenzó a dibujar unos movimientos extrañísimos con los brazos y a exagerar sus gestos, como en las tomas falsas de una de esas pelis de serie B norteamericana que imitan al exorcista. La voz ronca, casi gutural, con la que al estilo Corey Taylor (Slipknot) comenzó a expresarse, denotaba en su cuerpo la indubitada okupación de la divinidad. El asunto consistía en que cada una de las intervinientes por el módico donativo de cien euros, adquiría el derecho a interrogar al dios sobre cualquier asunto de su incumbencia. La duración como supuse lógico en estas situaciones, dependía del estado de ánimo del más allá. Si se levantaba con buen pie, el aquelarre podía prolongarse hasta la madrugada; si, como parecía el caso, le sentó mal la cena, una horita corta y sin bises, por más que el público aplaudiera.

Ante la decepción general, no logré evitar ese sentimiento de culpa decidido a perseguirme a lo largo de mi recorrido por la Tierra. Como en casi todas las religiones, los espíritus solo se aparecen a los creyentes y pueden intuir que quizá no fuera la mía, la compañía más adecuada para estimular su permanencia.

Al bueno de Ptah podemos negarle cualquier cosa menos la claridad. Al interrogante de “volveré con mi ex” (viendo el paño, me temí una pregunta así desde el primer momento), respondió sin dudas: 

– Lo descubrirás siguiendo la estrella que dirige tu camino hasta el horizonte de una noche sin lunas. 

Incluso a mi extrema timidez, le hubiera parecido más sencillo llamar al tipo y consultárselo (o directamente no haber prescindido de sus servicios, si tanto interesaba), pero claro, ya sabemos que en asuntos celestiales yo tiro más bien hacia los infiernos.



Tranquilidad que no revelaré otros secretos. A la salida descubrí aquel episodio como la más fructífera sesión de psicoterapia a la que jamás había asistido. Nunca volveré a repetirme aquello de “estoy pirao”, por más que conviva con una cada vez más amplia manada de gatos, me alimente sin muerte, carezca de televisión y me acueste a diario, casi cuando el sol despunta. Lo mío se vuelve un cuento de Disney en comparación con aquel espectáculo. Creo que abandonaré para los restos hasta los ansiolíticos.

Si a estas alturas alguien alberga dudas sobre el nivel socio-económico de las devotas, aclaro que me bajé en el metro de Lista y que buena parte de los rostros allí presentes apestaban a universidad de pago y a cirujano saca cuartos.

En fin, que a mí siempre me tiraron las brujas, pero las malas; las que te inundan el alma de magia negra y toman posesión de tu espíritu; las que hacen sangre con los colmillos, bajo el hechizo de una noche de luna; las que envenenan tu cuerpo con un mal absoluto de las que solo ellas poseen el antídoto. Esas a las que pase lo que pase... nunca olvidas.



En lo musical, mis brujas preferidas son cuatro chicas de Olympia que ejercen su rito con el apodo de Vradiazei. Uno se esos amores inexplicables a los que dedico los viernes musicales hasta que septiembre nos devuelva a la ordinariez de lo cotidiano. Espero que les gusten. A mi me hechizaron más o menos por el 2010, en un antiguo centro social liberado (okupa en dialecto capitalista) del madrileño barrio de Tetuán. Por cierto, las tías majísimas. Tras un buen rato de charla hasta que mi mal inglés quedó exhausto, les compré un CD en el que podía leerse a modo de justificación de ese inclasificable género que practican: "la realización de que los días más oscuros están aún por llegar, nos inspiró a abandonar el uso de electricidad en nuestra música; expresamos la angustia del pasado, la desesperación del presente y la incertidumbre del futuro sin ella; cuando el mundo sea dejado en ruinas, nuestro sonido será un eco en las calles desiertas". Una perfecta representación artística de esa teoría del colapso que con tanto entusiasmo profesamos los decrecentistas.

Feliz #VDLN. Hasta la próxima... salud y libertad.

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Comentarios

  1. Siempre sorprendentes tus #VDLN.
    Siempre interesantes tus #VDLN.
    Siempre geniales tus #VDLN.

    Feliz semana.

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  2. Me tiene enamorada tu forma de escribir o quizá más tu forma de transmitir sensaciones. Casi estaba por repetir el comentario de Dexter. Espero impaciente esa novela con la que me han chivao que estás. A ver si sales un poco de tus cavernas y echamos unas cañas (sin alcohol, of course). Besos

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  3. Qué bueno haber llegado a tu blog y encontrar esta calidad de posteo! Ha sido un placer leerte y escuchar la música elegida para este viernes. No conocía este grupo maravilloso, me ha sorprendido y muy bien. Un abrazo.

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  4. ...¡Ja ja ja...¡ Pero bueno, rafa, ¿donde te metiste? .Cuando he empezado ha leer , pen´sé, en una sesión de psicoterapia, y resulta que era una sesión espiritista. Menos mal que no apareció el espíritu de D. juan tenorio , como en la obra de muñoz seca en "la palmatoria", porque ese pthat, parece que tiene pocas ganas de trabajar. En fin , culpa ninguna . Yo te hubiera acompañado con gusto, simplemente, por curiosidad. Una experiencia mas. Lo malo es que palmaste cien euros . Gracias por contarlo,un fuerte abrazo y ¡fuera la culpa¡

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  5. jajaja menuda experiencia más curiosa... Al principio pensaba que estabas de broma. Por otro lado Vradiazei tiene su encanto. feliz semana!

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  6. Más allá de la excelente música que encuentro aquí semana tras semana, me gusta muchísimo leerte... decir interesante sería reductivo. Felicitaciones.

    Un beso.

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