Digital 21. Sálvame. Vdln 15



Todo empieza con una extraña sensación de tormenta. En el cuadro de instrumentos se ilumina un testigo rojo. Algo no va bien. Como los coches modernos, el organismo se afilia al modo avería y se niega a subir de revoluciones. Lo denominamos “sombra”. No duele, pero acojona. Para un individuo sano, un dolor de cabeza de los de paracetamol y como nuevo en veinte minutos. Para nosotros, el arcángel del horror. Al principio era “la bestia”; después, por familiaridad, la bautizamos con “Lola”. Los médicos y la pedantería propia del gremio, prefieren el truculento término de cefalea en racimos.




Un rato más tarde los temores se confirman. Como en aquel viejo anuncio contra el consumo de coca, un gusano penetra a lentos impulsos por la nariz de la víctima. En este caso, sustituimos al bicho por un ardiente tornillo que se clava en el cerebro. Cada vuelta, un espasmo; cada milímetro de avance, un grito, una visita al museo de torturas del Santo Oficio. Con el tiempo decides no oponer resistencia. Es inútil, no sirve. Buena gana de derrochar energías. Ella siempre es más fuerte y siempre gana. El resultado … desolador. Si hay suerte, un paseo de un par horas por los infiernos. Según ese compendio del saber contemporáneo que denominamos wikipedia, “el dolor más intenso que puede soportar una persona antes de perder la conciencia”. Casi siempre unilateral, en mi caso – como todo – se acomoda desde hace años en la zona izquierda. Cada cual reacciona a su manera. De común, el irrefrenable deseo de arrancarse el ojo y una obsesiva tendencia a la autolesión.

Ni existe cura, ni se la espera. Es lo que tiene pertenecer a una ínfima minoría. Nuestra sociedad regaló la salud a los mercaderes y las enfermedades raras no reparten dividendos. Brujos, milagreros, naturistas, santeros y estafadores varios se aproximan con la indisimulada expectativa de construir fortuna a costa de nuestra esperanza. Pagaríamos lo que no tenemos por un remedio. En plena crisis, si hay que matar, se mata; si toca morir, se muere. Solo el oxígeno alivia el sufrimiento. Como decisión personal, dimití de la química. Prefiero otras terapias. Si los faquires derrotan al dolor, no hallo motivo suficiente para renunciar a la cumbre. Me propuse como objetivo ignorar sus efectos. Los episodios duran lo que duran y el resto a comerme el mundo, a disfrutar cada instante con la intensidad del último suspiro. No podemos impedir lo irremediable, pero sí evitar que nos amargue lo demás. Como en la canción de los Celtas Cortos, “todo es ponerse”.



Este fin de semana los miembros de ACRA (Asociación Cefalea en Racimos Ayuda), asistimos a nuestra kedada anual. Quiero dedicar a todos ellos, a sus familiares, a sus parejas, a sus amigos, este viernes musical. No hablaremos de enfermedades ni de padecimientos.  Solo unas botellas de oxígeno, por si las moscas, delatarán nuestra condición. Hablaremos de vivir y de conocernos. Cada uno de su padre y de su madre, con sus ideas, con sus modos personales de caminar por el tiempo , pondremos en común lo mejor que poseemos. El alquímico secreto de que más allá de las estupideces de la política, del fútbol, de las patrias, de los dioses, del trabajo y hasta de las siempre complejas relaciones personales, a poco que la salud ponga algo de su parte, como diría el llorado Andrés Montes, “la vida puede ser maravillosa”.

Buscaba un tema para ilustrar esos momentos de dolor y me encontré con un genio. Miguel López Mora convirtió hace años la electrónica en arte. Se hace llamar DIGITAL 21 y es mucho más que un músico. Un completo artista tecnológico. Un talento universal que se gana el pan con los directos, con los videoclips o impartiendo conferencias por medio mundo. Lejos de los tópicos que estigmatizan a la secta como excusa para colocarse con psicotrópicos de diseño, Miguel aporta ritmos mágicos y textos con alma. En zonas tan remotas como China, se le adora como un mito. Aquí, semidesconocido para el público generalista. Lo de siempre.



Para este viernes de calor comedido, propongo cuatro temas. El primero, el que da título a esta entrada, Sálvame. La más perfecta representación de una crisis de CR. Así nos sentimos en plena noche de lujuria con "Lola". Sigo con su conocido “A lo lejos”, banda sonora de una campaña de la DGT. Rebosa paz, calma y ese gusto exquisito por el arte bien hecho. El tercero – Alarma – , convierte la electrónica en revolución social. Y como postdata, una obra maestra. De su trabajo conjunto con Ana Curra, uno de los mejores discos de la historia más reciente, selecciono Nashik. Ilusionante fusión entre los sintetizadores, las cajas de ritmo y el sitar del malagueño, con el piano clásico de la diosa punk. Los que tuvimos el privilegio de deleitarnos con su directo, todavía alucinamos. Pero esto ya es otra historia. El romance artístico entre Miguel y Ana, merece por si mismo un VDLN. Incluso dos, si son cortos. Una joya recomendable a cualquier oído medianamente educado.

Como siempre, me extendí más de los debido. Espero sepan disculparme. Buen viernes, buen finde. Que lo disfruten con salud y en libertad. Y, sobre todo, sean felices.

Comentarios

  1. Buenísima elección musical, me encantan!
    Mucho animo a los de ACRA, en mi vida he tenido pocos dolores de cabeza y muy leves, no me quiero imaginar lo que debe ser ese "dolor suicida" como lo definen...Poco puedo decir, a veces dar ánimos se queda corto... Buena Semana.

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    1. Me alegro que te guste. Gracias por los ánimos. A veces hacen mucha falta. Feliz semana.

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  2. Muy bueno como siempre, Rafa. Te mando un poquito de apoyo desde aquí. Un abrazo.

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  3. Pues tengo que reconocer que no sabía de este hombre, y suena de miedo. Me ha gustado mucho la primera. Y la última. Gracias por la pista ;)
    Lo de la cefalea de racimo... ufff..., debe ser brutal. Yo sufro de cefalea punzante idiopática, relajante muscular e ibuprofenos por bidones, y a soportar los inesperados latigazos cerebrales. Ahora estoy con una mala racha, y cuando viene fuerte, es demoledor. No quisiera imaginarme algo peor. Mucho ánimo, y apoyo

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    1. Parece que el verano se está portando mal con los que de uno u otro modo tenemos "mala cabeza". Ánimo y a mejorar. Un abrazo.

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