José Travieso. Poema romántico. #VDLN 128

En qué líos me meto. Qué hará un tipo que abomina de lo competitivo y al que le crecen ronchas purulentas con solo escuchar el término autoridad, ejerciendo de jurado en un concurso cinematográfico. Mientras desempeño tan inmerecido cargo con la toda la profesionalidad de la que me intuyo capaz, no consigo evitar la llegada a la mente unos viejos versos de León Felipe: “ni piedra de un palacio, ni piedra de una Iglesia, ni piedra de una audiencia”. Siempre quise ser como tú, canto que ruedas; desde que la memoria se dio de alta en el oficio de coleccionar recuerdos, siempre anhelé ser como tú.

Imagen: Amantes callejeros de Claire Streetart

Pese a la salud y a ciertos asuntos que no terminan de abandonar la cabeza, el ánimo empieza a tornarse ascendente y me permite descubrir con soltura el lado positivo de cuanto emprendo. Se refleja en una frase, en una de esas colecciones de letras que diseñamos para convertirlas en pancarta de nuestra existencia: el éxito consiste en vivir haciendo lo que a uno le gusta, rodeado de la gente que ama.

Mitad por cansancio, mitad por el personal vicio de reflexionarlo todo, a media tarde de domingo, un poco hastiado de tanta película, me administro unas dosis de pausa. Preparo un dinggu dafang con regaliz, junto a otro ingrediente que no consigo recordar, y aprovecho para sumergirme de nuevo en esos abismos que mi particular modo de enfrentarme al mundo, interpreta como algo más que el título de un mal libro. Me resbalan Los intereses creados o los Seis personajes en busca de autor que en estos días se representan en el escenario de la política; como en La Herida de Bunbury, siempre la misma función, el mismo teatro, el mismo espectador. 

Concediéndome la licencia de la grosería, me la pela si Messi se fracturó una uña en el último entrenamiento o si a un tal Ronaldo se le hinchó el huevo derecho por llevar los calzoncillos mal ajustados; e incluso la fea profesión que el destino eligió para regalarme el sustento. Como atenuante del entusiasmo que desde muy joven me inclinó hacia Proudhon, al final todo se vuelve una estafa del llamado derecho de propiedad. Un prehistórico instrumento de tortura, ideado por los poderosos para encadenarnos a nosotros mismos. Llegamos sin nada y sin nada partiremos; absurdo entretenimiento el de gastar una vida en atesorar lo perecedero.

No lo percirbo de un modo expreso, pero consumo las horas y toca decidir, emitir un veredicto que fiel a mi costumbre casi agota el límite del plazo. Terrible momento para una personalidad dominada desde la infancia por el componente evitativo. Lo pienso un rato; o mejor luego. Otra parada, otro tiempo indeterminado. Una última mirada al vacío o tal vez a alguien ( o a algo) sin distinguir si es real o imaginario, para concluir que casi todo lo que en esta vida alcanza a merecer la pena, se resume en un simple poema romántico.

Y de repente
busca una boca nuestra boca,
y unas manos oprimen nuestras manos
y hay una amorosa voz que nos dice:
“Despierta, estoy aquí, levántate”.
Y vivimos.

(Antonio Gala, Enemigo íntimo)



Por si no lo conocen, José Travieso es un músico minimalista que quizá cansado de ofrecer sin pago su talento, ahora se oculta tras la guitarra de Cautiva, prometedor proyecto granadino de Thrash Death Metal. Este Poema romántico número 1, pertenece a la anterior etapa. Corto, intenso, dramático, siempre por completar... arañando el alma hasta marcarlo a fuego... como los amores de verdad. 

Buff. Lo que da de sí una tranquila tarde de domingo. Feliz #VDLN, feliz semana. Hasta la próxima. Salud y libertad.

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