Alice Phoebe Lou. Déjà vu. #VDLN 163
Qué días más raros. Entre un trabajo que por estas fechas todo lo agobia; una salud empecinada en complicarse con originalidades y la lucha perpetua entre el individuo racional que aparento y el saco de emociones desordenadas que me confieso en último extremo; las horas se convierten en interminable sucesión de episodios conocidos. Supongo que con la edad como causante, habito en un perpetuo déjà vu, en el que todo cuanto acontece sabe a repetición.
Incluso en el deporte creo haber visto ya esta película: el Madrid, uno de mis peores diablos de siempre –por lo que es, pero sobre todo por lo que significa: la dictadura de las masas, al servicio del poder económico, frente a la ilusión inocente de las minorías–, vuelve a conquistar la Champion... Y sus seguidores a retomar el hábito de amargarme por un rato la existencia. Vale que se alegren del éxito de unos cretinos millonarios, que ni siquiera adquirieron el decoro de contribuir a los servicios comunes en proporción a su patrimonio; pero no les perdono que me den la velada a base de explosivos y golpes de claxon. Como esos fiesteros infumables que transforman su Seat Ibiza en espectáculo de reguetón, tienen todo el derecho del mundo a ejercer de bobos, pero tampoco resulta imprescindible hacernos a los demás partícipes de decisión tan íntima.
De política mejor ni hablamos. Los de siempre a lo suyo, un modo elegante de definir el robo; y quienes se incorporaron al circo de San Jerónimo, el de los leones, con el buen propósito de colocarlo patas abajo, parecen ya contaminados por esa epidémica infección de situar la conquista del poder como objetivo único al que subordinarlo todo. Que sí, que sí, que esta vida es un camino empedrado de concesiones, pero, por mucho empeño que ponga en ello Don Pablo, nadie me va a colar como servicio al pueblo, el ridículo acto de condecorar imágenes de palo. De ahí a las razones sin razón que llaman de Estado, solo nos aleja un paso. Así empezaron, mucho antes, quienes ahora ejercen de consejeros en eléctricas o pasean yate por el Mediterráneo. Otro déjà vu.
También me resultan conocidas las campañas de acojonamiento colectivo (o mejor atemorización, palabra que sin existir del todo, suena mucho más amable). Me repugna, como al primero, que un tarao en el nombre de Dios o de la patria, cobre los honorarios de su locura asesinando seres que nada tienen que ver con los supuestos agravios que reclaman. Pero terrorismo viene de terror, y no es más pequeño el que sufren a diario quienes cruzan los mares a la desesperada, o el de las pobres mujeres que pagan con su vida, la errónea decisión de enamorarse de un cafre. Ese que, infecto del machismo criminal del que todos (y todas) a nuestro estilo somos cómplices, considera que un ser vivo se escritura ante notario y resulta inscribible en el registro de la propiedad. Afortunadamente los muertos eran de tercera, rezaba a finales del XIX un desdichado titular del Diario de Barcelona, en relación a un accidente ferroviario. Ahora a nadie se le ocurriría publicar semejante desvarío, pero algunos lo siguen practicando. Salta a la vista con la simple verificación de las distintas medidas que adoptan, según la categoría del cadáver. Los guardaespaldas privados con los que, en tiempos de ETA, engordó su patrimonio la ilustre familia de un tal Mayor Oreja, parecen ahora gasto excesivo cuando se trata de proteger a otro tipo de víctimas. Mierda de negocio, mierda de política.
Y de remate la Santa Madre Iglesia. Fiel a su hábito de adentrarse en parajes que ni conoce ni le corresponden, salta con que prácticas como el yoga o la videncia, resultan incompatibles con los principios de la fe cristiana. Al margen de la tan estúpida como malintencionada identidad establecida entre dos conceptos que poseen lo mismo en común que una alcachofa y un trasbordador espacial, no sé si interpretarlo como la lógica respuesta hacia la competencia en el lucrativo mercado de la irracionalidad o como las secuelas de ese vicio tan clerical de dar por c… a lo que se mueva.
Hasta en la música padezco un perpetuo déjà vu. Cada vez que escucho a Alice Phoebe Lou, no puedo evitar el imborrable recuerdo de la Joplin o de alguna otra reina del blues. Espero que les guste esta sudafricana que, hace quien dice cuatro días, emigró a Berlín para buscarse el sustento como intérprete callejera. Declara esforzarse para que sus letras lleguen a personas de cualquier edad o cultura. Conmigo lo consigue. Quién tuviera las fuerzas de mandar al infierno lo que nos encadena y sustituirlo por aquello que surge de la ilusión. En esto andamos algunos, en intentar fugarnos sin otro equipaje que nosotros mismos, hacia el escenario habitual de los sueños nocturnos. No nacimos para desperdiciar la vida como profesionales de la nada o para emborronar las horas bajo la triste ocupación de empleados del gobierno... Aunque luego nos creamos la leche de alternativos por visitar una expo con nombre sugerente o colaborar con alguna organización de reconocido carácter humanitario.
Acabaremos junio y nacerán unas vacaciones sin fecha de retorno que este año necesito como siempre, pero que pienso tomarme como nunca. Cual simple posibilidad aún sin concretar, tal vez, regrese algún día. Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.
Para ver las reglas y las canciones propuestas por el resto de participantes en este juego de blogs, pulse el botón.
Incluso en el deporte creo haber visto ya esta película: el Madrid, uno de mis peores diablos de siempre –por lo que es, pero sobre todo por lo que significa: la dictadura de las masas, al servicio del poder económico, frente a la ilusión inocente de las minorías–, vuelve a conquistar la Champion... Y sus seguidores a retomar el hábito de amargarme por un rato la existencia. Vale que se alegren del éxito de unos cretinos millonarios, que ni siquiera adquirieron el decoro de contribuir a los servicios comunes en proporción a su patrimonio; pero no les perdono que me den la velada a base de explosivos y golpes de claxon. Como esos fiesteros infumables que transforman su Seat Ibiza en espectáculo de reguetón, tienen todo el derecho del mundo a ejercer de bobos, pero tampoco resulta imprescindible hacernos a los demás partícipes de decisión tan íntima.
De política mejor ni hablamos. Los de siempre a lo suyo, un modo elegante de definir el robo; y quienes se incorporaron al circo de San Jerónimo, el de los leones, con el buen propósito de colocarlo patas abajo, parecen ya contaminados por esa epidémica infección de situar la conquista del poder como objetivo único al que subordinarlo todo. Que sí, que sí, que esta vida es un camino empedrado de concesiones, pero, por mucho empeño que ponga en ello Don Pablo, nadie me va a colar como servicio al pueblo, el ridículo acto de condecorar imágenes de palo. De ahí a las razones sin razón que llaman de Estado, solo nos aleja un paso. Así empezaron, mucho antes, quienes ahora ejercen de consejeros en eléctricas o pasean yate por el Mediterráneo. Otro déjà vu.
También me resultan conocidas las campañas de acojonamiento colectivo (o mejor atemorización, palabra que sin existir del todo, suena mucho más amable). Me repugna, como al primero, que un tarao en el nombre de Dios o de la patria, cobre los honorarios de su locura asesinando seres que nada tienen que ver con los supuestos agravios que reclaman. Pero terrorismo viene de terror, y no es más pequeño el que sufren a diario quienes cruzan los mares a la desesperada, o el de las pobres mujeres que pagan con su vida, la errónea decisión de enamorarse de un cafre. Ese que, infecto del machismo criminal del que todos (y todas) a nuestro estilo somos cómplices, considera que un ser vivo se escritura ante notario y resulta inscribible en el registro de la propiedad. Afortunadamente los muertos eran de tercera, rezaba a finales del XIX un desdichado titular del Diario de Barcelona, en relación a un accidente ferroviario. Ahora a nadie se le ocurriría publicar semejante desvarío, pero algunos lo siguen practicando. Salta a la vista con la simple verificación de las distintas medidas que adoptan, según la categoría del cadáver. Los guardaespaldas privados con los que, en tiempos de ETA, engordó su patrimonio la ilustre familia de un tal Mayor Oreja, parecen ahora gasto excesivo cuando se trata de proteger a otro tipo de víctimas. Mierda de negocio, mierda de política.
Y de remate la Santa Madre Iglesia. Fiel a su hábito de adentrarse en parajes que ni conoce ni le corresponden, salta con que prácticas como el yoga o la videncia, resultan incompatibles con los principios de la fe cristiana. Al margen de la tan estúpida como malintencionada identidad establecida entre dos conceptos que poseen lo mismo en común que una alcachofa y un trasbordador espacial, no sé si interpretarlo como la lógica respuesta hacia la competencia en el lucrativo mercado de la irracionalidad o como las secuelas de ese vicio tan clerical de dar por c… a lo que se mueva.
Hasta en la música padezco un perpetuo déjà vu. Cada vez que escucho a Alice Phoebe Lou, no puedo evitar el imborrable recuerdo de la Joplin o de alguna otra reina del blues. Espero que les guste esta sudafricana que, hace quien dice cuatro días, emigró a Berlín para buscarse el sustento como intérprete callejera. Declara esforzarse para que sus letras lleguen a personas de cualquier edad o cultura. Conmigo lo consigue. Quién tuviera las fuerzas de mandar al infierno lo que nos encadena y sustituirlo por aquello que surge de la ilusión. En esto andamos algunos, en intentar fugarnos sin otro equipaje que nosotros mismos, hacia el escenario habitual de los sueños nocturnos. No nacimos para desperdiciar la vida como profesionales de la nada o para emborronar las horas bajo la triste ocupación de empleados del gobierno... Aunque luego nos creamos la leche de alternativos por visitar una expo con nombre sugerente o colaborar con alguna organización de reconocido carácter humanitario.
Acabaremos junio y nacerán unas vacaciones sin fecha de retorno que este año necesito como siempre, pero que pienso tomarme como nunca. Cual simple posibilidad aún sin concretar, tal vez, regrese algún día. Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.
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Resulta refrescante escuchar a una cantante diferente y con un formato diferente.
ResponderEliminarFeliz semana.
Me alegro que te haya agradado. Feliz lo que queda de semana.
EliminarBuen repaso critico a la actualidad. Como siempre, acertado. Y con una voz impresionante como acompañamiento. Ya queda menos para esas vacaciones!! Buena semana!
ResponderEliminarA ver si llegan, hacen falta.
EliminarQué preciosidad de voz, y de canciones.
ResponderEliminarDel texto, qué te voy a contar, si ya lo haces tú de manera precisa, acertada, y hasta amena. No puedo estar más de acuerdo contigo, como ya imaginarás.
Respecto a la despedida, intuyo que vas necesitando un parón, aunque espero que no sea definitivo. Yo me planteo parar este verano, no tengo 'plan b' para el #vdln'Summer Edition', y también estoy exprimiendo lo poco que me deja el agotamiento.
Un abrazo
Más que un parón, necesito una ruptura. Pocas cosas permanecerán de mi actual modo de vida a la vuelta de septiembre. Aunque implique asumir riesgos probablemente innecesarios para mi edad, la salud te enseña a no posponer para mañana lo que apetece, porque lo más probable es que nunca llegue. En los viernes, de uno u otro modo, seguiremos mientras duren. El parón veraniego, como lo veas. Igual no es mala idea descansar al menos en agosto, cuando casi no suele participar nadie. Un abrazo y a descansar.
EliminarQué maravilla. Música celestial para mis oídos. Feliz descanso. A disfrutar de las vacaciones...Besos sonoros
ResponderEliminarMe alegra que te guste, ami me cautivó desde las primeras notas. Besos sonoros.
EliminarComo muchas vecces, un descubrimiento y uno maravilloso... hermosa voz. Gracias.
ResponderEliminarCon respecto a las vacaciones, espero que no sean definitivas, realmente lamentaría no leerte más.
Besos.
Las vacaciones son casi metáfora con la que expresar una locura y tienen más que ver con mi actual modo de ganarme la vida, con el lugar de residencia y con las prioridades personales. Las necesito para concluir varios proyectos que tengo pendientes y para, en el tiempo que reste, ser de una vez lo que apetece. Ya va siendo hora. De escribir, dejaré en el mismo instante en que esto se acabe. Besos.
EliminarSuscribo todo lo que dices, palabra por palabra, es todo tan indignante...PEro se lleva mucho mejor con buena música. Me gusta toparme con gente que le aporta un poco de cordura a toda la locura que nos envuelve, gracias!
ResponderEliminarGracias por leer y comentar.
Eliminar♥
ResponderEliminarGracias.
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