Lichis. Valientes. Vdln 27
Recibo libros de poetas amigos,
decálogos de coraje a tumba abierta,
dinero perdido. Todos escriben
dinero perdido. Todos escriben
como supongo se ha de escribir.
Me gusta decirles que me ayuda a vivir.
Apartado del camino,
bostezando en la cuneta,
musitando la balada de Ringo y de George,
os haré saber de mí
si vuelvo a crecerme por dentro.
Tráeme cerillas y si alguien más se atreve...
Ganaremos un ratito
hasta que bailen los de siempre,
dejaremos destapado el tubo de pasta de dientes.
Quemaremos el Palacio de Invierno,
volveremos a ser valientes.
Volveremos,
volveremos a ser.
¿Cuántos dioses necesitan los problemas del mundo?
Eres preciosa, ¿quién te juzgaría suya?
Es domingo y la gente en el cine ríe cuando no debe.
Me suena buena parte del cuento y aun así,
hoy te toca ser feliz en tu día,
gozar de tu recaída,
cara de perro beodo.
Desnudos bajo el chaparrón
no haremos del mundo un lugar mejor,
pero se lo escupiremos a la cara.
Ganaremos un ratito
hasta que bailen los de siempre,
dejaremos destapado el tubo de pasta de dientes.
Quemaremos el Palacio de Invierno,
volveremos a ser valientes.
Volveremos,
volveremos a ser.
Las personas, como las plantas, las prefiero con espinas. Visibles u ocultas, todos nacemos con púas. Me quedo con los cactus. Si te pinchas será por descuido, nunca por engaño. Se los ve venir. Las dieffenbachias, esconden tras su tallo espigado y sus delicadas hojas de cuento, una cruel savia venenosa que intoxica por contacto a quien no mantenga prudencial distancia.
Quizá por ello me agrada la gente borde. Quizá por ello me encanta Lichis; junto a Txus di Fellatio (Mago de Oz), los mejores letristas de la música española. Un tipo peculiar y con la inteligencia necesaria como para distinguir que en los sitios se está y no se es; como para liberar a los estilos, a las calles o a los países, de esa absurda ley de incompatibilidades a la que tanta devoción profesamos los humanos. ¿Quién se habrá inventado que uno no puede ser, sentir o gozar a la vez de varias filiaciones? Miguel Ángel Hernando Trillo, Miguelito. Un madrileño del Barrio de Gracia o un catalán de Lavapiés. Lo que prefieran. El primer perroflauta de fabricación casera. Un buen músico; un gran poeta.
Desde que en 2.010 decidió quitarse la máscara de La Cabra Mecánica, ha deambulado por pequeños escenarios. Solo, o en esas malas compañías que tanto frecuenta, ha reinterpretado sus canciones de siempre. Unas veces rumbero, otras cantautor. Aunque, según confiesa, el papel que más le llena es el de bajista mudo de blues. Lejos de los éxitos comerciales que le dieron fama y la pasta suficiente para subsistir con dignidad, me quedo con el Lichis de garito. El del "que te follen". El de Galileo ante doscientas personas, sin otras armas que una guitarra acústica y esa voz rota, tan característica del músico catalán.
Si queréis que se cabree en un concierto, pedid “la de la ONCE”. En sus palabras, “el mayor error de mi carrera”. A todo se acostumbra uno. Ya casi no se enfada. Si la peña se pone muy plasta y le pilla de buenas, incluso se atreve con algunas notas.
Aunque para gustos los colores (por ello les dejo también el vídeo original), de su extenso repertorio me quedo con Valientes y con esta versión acústica que hoy apetece escuchar. Una melodía que envuelve, para condimentar un texto de los suyos. Humano, áspero y revolucionario... en el mejor de los sentidos posibles. "Tráeme cerillas y si alguien más se atreve..." Un poema en el que las preguntas se convierten en respuestas (“¿Cuántos dioses necesitan los problemas del mundo?”, “¿quién te juzgaría suya?”) y los deseos en esperanza ( “volveremos a ser valientes”). Admiro su facilidad combinatoria. Nadie como él, para fundir sin fronteras lo espiritual con lo cotidiano. Los utópicos, los antisistema, los bordes, somos conscientes que “desnudos bajo el chaparrón, no haremos del mundo un lugar mejor, pero se lo escupiremos a la cara”. En ello estamos. Una declaración de principios. Un himno.
En pocos días presenta disco; su primer trabajo “en solitario”. Como adelanto, “Horas de vuelo”. Más que nuevo es inédito (se lo he oído interpretar en esos íntimos directos que antes recordaba) y quizá por eso, suena a la cabra sin cuernos de los últimos tiempos. Lichis demuestra que vive y que sigue siendo carne de canción. Suerte tío. La mereces.
Buena semana, buen finde. Sean felices que nos hace falta. Como cada viernes, salud y libertad a todas.
Me gusta decirles que me ayuda a vivir.
Apartado del camino,
bostezando en la cuneta,
musitando la balada de Ringo y de George,
os haré saber de mí
si vuelvo a crecerme por dentro.
Tráeme cerillas y si alguien más se atreve...
Ganaremos un ratito
hasta que bailen los de siempre,
dejaremos destapado el tubo de pasta de dientes.
Quemaremos el Palacio de Invierno,
volveremos a ser valientes.
Volveremos,
volveremos a ser.
¿Cuántos dioses necesitan los problemas del mundo?
Eres preciosa, ¿quién te juzgaría suya?
Es domingo y la gente en el cine ríe cuando no debe.
Me suena buena parte del cuento y aun así,
hoy te toca ser feliz en tu día,
gozar de tu recaída,
cara de perro beodo.
Desnudos bajo el chaparrón
no haremos del mundo un lugar mejor,
pero se lo escupiremos a la cara.
Ganaremos un ratito
hasta que bailen los de siempre,
dejaremos destapado el tubo de pasta de dientes.
Quemaremos el Palacio de Invierno,
volveremos a ser valientes.
Volveremos,
volveremos a ser.
Las personas, como las plantas, las prefiero con espinas. Visibles u ocultas, todos nacemos con púas. Me quedo con los cactus. Si te pinchas será por descuido, nunca por engaño. Se los ve venir. Las dieffenbachias, esconden tras su tallo espigado y sus delicadas hojas de cuento, una cruel savia venenosa que intoxica por contacto a quien no mantenga prudencial distancia.
(Lamento un volumen tan bajo, es lo que encontré)
Quizá por ello me agrada la gente borde. Quizá por ello me encanta Lichis; junto a Txus di Fellatio (Mago de Oz), los mejores letristas de la música española. Un tipo peculiar y con la inteligencia necesaria como para distinguir que en los sitios se está y no se es; como para liberar a los estilos, a las calles o a los países, de esa absurda ley de incompatibilidades a la que tanta devoción profesamos los humanos. ¿Quién se habrá inventado que uno no puede ser, sentir o gozar a la vez de varias filiaciones? Miguel Ángel Hernando Trillo, Miguelito. Un madrileño del Barrio de Gracia o un catalán de Lavapiés. Lo que prefieran. El primer perroflauta de fabricación casera. Un buen músico; un gran poeta.
Desde que en 2.010 decidió quitarse la máscara de La Cabra Mecánica, ha deambulado por pequeños escenarios. Solo, o en esas malas compañías que tanto frecuenta, ha reinterpretado sus canciones de siempre. Unas veces rumbero, otras cantautor. Aunque, según confiesa, el papel que más le llena es el de bajista mudo de blues. Lejos de los éxitos comerciales que le dieron fama y la pasta suficiente para subsistir con dignidad, me quedo con el Lichis de garito. El del "que te follen". El de Galileo ante doscientas personas, sin otras armas que una guitarra acústica y esa voz rota, tan característica del músico catalán.
Si queréis que se cabree en un concierto, pedid “la de la ONCE”. En sus palabras, “el mayor error de mi carrera”. A todo se acostumbra uno. Ya casi no se enfada. Si la peña se pone muy plasta y le pilla de buenas, incluso se atreve con algunas notas.
Aunque para gustos los colores (por ello les dejo también el vídeo original), de su extenso repertorio me quedo con Valientes y con esta versión acústica que hoy apetece escuchar. Una melodía que envuelve, para condimentar un texto de los suyos. Humano, áspero y revolucionario... en el mejor de los sentidos posibles. "Tráeme cerillas y si alguien más se atreve..." Un poema en el que las preguntas se convierten en respuestas (“¿Cuántos dioses necesitan los problemas del mundo?”, “¿quién te juzgaría suya?”) y los deseos en esperanza ( “volveremos a ser valientes”). Admiro su facilidad combinatoria. Nadie como él, para fundir sin fronteras lo espiritual con lo cotidiano. Los utópicos, los antisistema, los bordes, somos conscientes que “desnudos bajo el chaparrón, no haremos del mundo un lugar mejor, pero se lo escupiremos a la cara”. En ello estamos. Una declaración de principios. Un himno.
En pocos días presenta disco; su primer trabajo “en solitario”. Como adelanto, “Horas de vuelo”. Más que nuevo es inédito (se lo he oído interpretar en esos íntimos directos que antes recordaba) y quizá por eso, suena a la cabra sin cuernos de los últimos tiempos. Lichis demuestra que vive y que sigue siendo carne de canción. Suerte tío. La mereces.
Buena semana, buen finde. Sean felices que nos hace falta. Como cada viernes, salud y libertad a todas.
¡gracias! me ha encantado, ya conocía a este pata pero no había profundizado mucho, me gustó cuando cantó con Ismael Serrano en un concierto y le dio su toque personal a la canción. Tiene un estilo muy particular que hace que una canción sea totalmente diferente cuando la canta él. Que pases un bonito fin de semana, y esta canción me la apunto seguro
ResponderEliminarMe alegro que te guste. Buen finde.
ResponderEliminarPues al Lichis no le sigo, más allá de las 'conocidas', la verdad. Es una voz que no me termina de atraer. Pero las letras son cojonudas, eso sí ;) Me han gustado las que has elegido ;)
ResponderEliminarBuen finde
P.S. Me da 'coraje' no poder contestarte los comentarios que me dejas en mi blog! >.<
No te preocupes, José María. Habrás notado que soy poco de cumplidos. Buen finde.
EliminarPS: Por curiosidad, la causa técnica?
Me gusta, y mi favorita es la segunda versión :-)
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