Lichis. No soy París. #VDLN 185

Tarde de noviembre incomprensible en lo meteorológico: calor agosteño con prenda de abrigo y frío de diciembre frío, en cuanto osábamos prescindir de sus servicios. Una especie de armario de tres cuerpos, vestido como para un bautizo, se empecinó en proporcionarme una venenosa bienvenida:

– No es necesario. Pase, pase, caballero.

Foto: Rafa Hernández

Lo que debiera interpretarse como la natural consecuencia de mi pinta de señor respetable, una autoestima para pocos trotes, lo traduce de inmediato en simple adoración hacia esa edad que regala mucho menos de lo que jode: “Tan viejo me verán que ni siquiera merezco una revisión del bolso en la puerta de la Joy Eslava”. El fatal retorno de un estigma que me persigue desde la infancia. Más de trescientas personas en la sala y me tiene que tocar a mí lo de cruzar por la cara el control de entrada. Aunque tampoco era cuestión de reclamar un cacheo individual, vaya rabia que incluso en minúsculos detalles se me niegue el premio de la normalidad.

Una vez en el interior, las cosas se calman. Aliado de cerveza sin y de una compañía que ni soñada, esperamos a Lichis y su banda. Cumplieron hasta en diligencia horaria: quince elegantes minutos de retraso, capaces de contentar por igual a impacientes y a profesionales de la tardanza. Las primeras notas nos confirman a un músico de los de verdad, a un vocacional bajista de blues que ha encontrado su pasaporte en ese rock americano, al estilo del Bunbury de Las Consecuencias o del mejor Johnny Cash. Atrás quedaron para siempre la rumbita y una Cabra que, salvo en el quejicoso espíritu de los nostálgicos de las palmas, para nada se extrañan. Las letras de uno de los mejores poetas urbanos de la escena nacional, enfundadas en clásico traje de gala. Miguel Ángel Hernando en estado puro y de menos a más, con un repertorio que camina desde el Modo avión de su primer trabajo solista, hasta el segundo episodio de unas Mariposas que, en formato EP y por entregas, se convierten en novedad: Horas de vuelo, Salir a asustar, Dinero por nada, Bicha, Tal vez Buenos Aires… Su peculiar interpretación de los nuevos tiempos de la industria discográfica: «Para qué un CD con doce canciones cuando, via streaming o mp3, solo los adictos escucharán más de un par».

Lo mejor, como siempre, los enlaces verbales entre tema y tema, donde emplea sin abusar esa capacidad para transformar en sonrisa la desgracia; para criticar lo que lo merece; y para afiliarse a causas que, justas o no, son las suyas y basta. Tiempo incluso para fabricar un chiste hiriente sobre «esto que nos pasa». Nadie mejor que un barcelonés del barrio de Gracia que descubrió todo lo bueno que portaba durante su temporal residencia en Lavapiés... y que considera tan ridículo como ineficaz ese empeño interesado en aplicar al corazón la Ley de Incompatibilidades. Como si cada cual no pudiera, sin fastidiar al resto, ejercer de lo que le diera la gana.

Foto: Rafa Hernández

Original hasta en la forma de introducir los bises: «No nos va el paripé de marcharnos en espera de unos aplausos que nos reclamen, cuando vosotros queréis que nos quedemos y nosostros estamos locos por regresar. Lo hacemos así, de seguido, que no anda el patio para pérdidas de tiempo». No faltaron nuevas lecturas de temas del pasado como Felicidad (me encanta con este nuevo traje), Carne de canción o aquel Valientes al que ya en su día dedicamos un viernes. Casi al final confiesa su vocación primaria con Teloneros de lujo, toda una declaración de intenciones que ratificaba en una reciente entrevista radiofónica: “Qué se joda el público medio, no quiero darle lo que pide”.

Aunque Febrero, su composición más atinada, me emociona en cada escucha; escojo No soy París para ilustrar esta crónica personal. En parte por no repetir con un tema al que ya dedicamos una entrada, o quizá porque a mí también me preocupaba que preguntaras si mis versos tenían dueña, que de qué iban o porque, pese a la edad, la salud y las circunstancias, el eterno aprendiz de poeta se sigue ilusionando con amores que perder.



Espero que les agrade el Lichis tanto como a mí. Un poeta, un rockero de marca, un juglar, un colega… que se crece cuando mengua el tamaño de la sala.

Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.






Comentarios

  1. Rafa, me ha gustado lo de 'telonero de lujo'. No todos podemos ser figuras en algo; la mayoría no somos más que teloneros. Pero, con un poco de imaginación, podemos ser teloneros de lujo.

    Feliz #VDLN

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  2. Me gusta leerte, me haces pensar; no sé porqué pero leerte me hace reflexionar sobre tantas cosas.

    Un beso y muy buena semana!

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  3. Grande, como siempre.
    Daba error tu entrada en el listado. siento no haberme dado cuenta antes. Fallo subsanado ;)

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