Los Suaves. Por una vez en la vida. #VDLN 184.

Vaya pesadilla. Las redes repletas de estaciones comunes, en una especie de concurso nacional de consignas repetidas: a ver quién es el más de lo más de lo que sea. Si nos da por las patrias, todos legionarios. ¡A mí los mossos!, ¡viva la Guardía Civil! o ¡vivan los policías! Como si una epidemia de amnesia selectiva hubiese archivado en el baúl del olvido los palos repartidos por todos ellos, cuando alguien osa reclamar justicia. Si lo nuestro es la causa animalista, acusamos de bactericidio a quienes respiran, regalando al enemigo las razones que por razón nos pertenecen. Mejor no hablamos, si en algo nos interesa la política. Maniqueismo barato. Sectarismo de instituto adolescente. Propaganda de crecepelo con aires de filosofía. Hasta el sexagésimo aniversario de una buena amiga, lo chufla la autoridad competente:

– Esta fiesta es ilegal y precisa autorización gubernativa.

Imagen: Hubert de Lartigue (Oleo sobre tabla).

Te cagas. Incluso para cumplir años va a tener uno que solicitar licencia. Cosas de ese Estado orwelliano que todo lo parasita. Después confiesan los agentes. Llegaron gritos del vecindario, denunciando una ruidosa celebración de las juventudes podemitas. Menudo ojo. Al menos en lo que a mí respecta, El Mesías les conserve la vista.

De camino, un trabajo que rinde tanto como amuerma y unas vacaciones que de tan buen sabor, dejaron ese regusto de la delicatessen. Del dentista nos olvidamos. Ya es mala suerte que con la de mandíbulas que pueblan la Tierra, haya de ser la mía la que se resiste en su zona inferior, al artificial sueño de la anestesia.

Y en esto que echamos atrás la vista. Y observamos una ruta, la de todas las que coincidimos en estos tiempos sin brújula, plagada de compromisos vacíos, de personajes fingidos que no hay un dios que se crea, de obligaciones externas que terminamos por convertir en propias por el efecto del chantaje emocional que hizo fortuna en la atmósfera o de las interesadas invenciones de los medios. Ni tiempo para comentar, ni para responder a los comentarios de quienes con gentileza se aproximan a nuestros espacios públicos...

Que no. Que ya basta de tonterías. Que «me la pelan» (con perdón) la independencia o no de Cataluña; la unidad de España; Rajoy; Pablo Iglesias; el bobo de Puigdemont; Trump; esa americanada impuesta de Halloween que, para hacerla digestiva, intentamos vestir de tradición celta; el Día de los Santos; la primavera de este noviembre que saluda en camiseta (qué esperábamos, si no cesamos de maltratar al planeta); la liga de fútbol; la Champion; las ventas de mis libros; el número de visitas al blog; los likes del puto facebook; los recitales de poesía en los que nos aplaudimos entre nosotras (y nosotros), para bautizarnos de élite; casi todas las opiniones ajenas; y el concepto que de mí construyan quienes, en posesión de certezas absolutas, presumen de ser lo más de lo más en cualquier vereda de la existencia. Que, como los Suaves, Por una vez en la vida, mis cuentas las voy a rendir solo a mí... y que digan lo que digan.

Feliz #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.

 Ficha técnica:

Título: Por una vez en la vida.
Intérprete: Los Suaves.

Letra y música: Los Suaves

Album:  Malas noticias (1993).

Texto:

Por una vez en la vida esta noche voy a pensar sólo en mí, me iré muy lejos de aquí y enterraré mis fatigas. Muere lenta la tarde fría, las tinieblas abren su portón y yo espero en la estación el tren de las penas mías.

Por una vez en la vida decidiré qué es bueno o malo para mí aunque tenga que mentir, te lo juro por mi vida. Y aunque me busque la ruina y todo vaya de mal en peor, hoy voy a ser como soy porque un día es un día.

Por una vez en la vida mis cuentas las voy a rendir sólo a mí, intentaré ser feliz y que digan lo que digan. Y si pierdo es cosa mía, no voy a dar ninguna explicación, y con razón o sin razón, pecaré con alegría.

Bien poca cosa es la vida, te vas y apenas nada queda de tí: canciones, algún desliz, dos o tres fotografías. Las miserias de los días, noches y noches llenas de dolor: ¡Dejadme en paz por favor!... por una vez en la vida.