Las Vulpes. Me gusta ser una zorra ...

Hoy se cumplen treinta años desde que cuatro chicas de Baracaldo la montaron gorda en la entonces solitaria TV pública. Fue un veintitrés de abril de 1983, en el programa musical “Caja de Ritmos”, dirigido y presentado por el bueno de Carlos Tena. Emitir este “Me gusta ser una zorra” hizo rugir a la caverna. La Inquisición encendió las hogueras. Creo recordar que un diario de la época llamado “El Alcázar” -algo así como “La Razón” de hoy, pero en cafre y con camisa azul y boina roja-, lanzó una edición casi monográfica. Hablar de masturbación femenina y de sexo por placer en horario infantil, se consideró demoníaco. Las palabras educación y prudencia me impiden publicar la burrada que se viene a la cabeza. Ofendería a los creyentes. Confieso que no lo vi en directo. En aquel momento la edad y los hábitos de vida que se corresponden con ella, me impedían estar operativo un sábado a las doce.

En lo musical estas chicas no fueron gran cosa. Una versión muy del montón -cover como se dice ahora en lenguaje “cool”- del “Quiero ser tu perro” de Iggy. Ni comparable a la coetánea de Parálisis Permanente o a la muy reciente de esa elegante preciosidad electrónica llamada Emilie Simon. Dos ejemplos extremos.

Por caprichos del destino o por ese determinismo histórico que a veces se intuye, también hoy se cumplen trece años desde que Tele 5 emitió el primer Gran Hermano. Todo un espejo de la decadencia intelectual de esta parte del planeta Tierra. De la contracultura insolente de Las Vulpes a la subcultura borreguil de G.H. Cada día valoro más acertada la decisión de amputar la TV a mi ajuar doméstico.

Un paseo por determinadas zonas y ambientes de Madrid demuestra que nuevas generaciones de “zorras” han rescatado la bandera de la rebeldía. Menos mal. Y también menos mal que algunos viejos zorros seguimos rebeldes porque el mundo y la genética nos hicieron así. Por todo lo que representa y pese a que la calidad musical no sea su virtud de mayor brillo, me gusta ser una zorra.

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