La Mode. Aquella canción de Roxy. #VDLN 74.
En plena etapa del destape posfranquista, disfrutar por vez primera de El último tango en París, lo tomamos como un acto revolucionario. Lo hicimos entre amigos, según el procedimiento establecido, aprovechando las ausencias paternas en la casa de cualquiera. De cualquiera, claro, que contara entre el ajuar doméstico con alguno de aquellos VHS que distinguían del vulgo a las familias acomodadas. Uno de los nuestros, el de siempre, tomó prestada la genialidad de Bertolucci del videoclub más cercano. Conociendo los hábitos del personaje y lo serios que se ponían los dependientes con los menores de edad, sospecho que sin el consentimiento expreso de su legítimo dueño.
Aderezamos la peli con un par de pizzas, con unas cuantas botellas de alcohol del caro y con algún otro condimento humeante que entendimos imprescindible para tan insigne estreno. Como nos teníamos por gentes civilizadas, de las que dejan las cosas en el mismo estado en que las encuentran, tras cada función rellenábamos las botellas medio vacías de Chivas Regal con un sucedáneo segoviano fabricado a orillas del Eresma. Lo hacíamos con esmero, jeringa a jeringa. ¡A nosotros con tapones irrellenables! Incluso machacábamos hasta convertirlos en infinitésimos, pequeños granos de café para que el color de la mezcla no delatara nuestras culpas. El Charly se descojonaba cuando los amigos ricos de su padre describían las excelencias del caldo escocés y “no esa mierda de DYC que bebe la gente”. A poco la lío en un cumpleaños de su hermana. Me pillaron con la boca llena las palabras de un señor con puro que consideraba un pecado dar este whisky a cualquiera.
–El toque que le da el roble blanco, resulta inconfundible.
Tras el cine, la tertulia. Esto no iba de una peli porno con la que dar rienda suelta a las hormonas e ir cogiendo mundo. Se trataba de algo serio, cultural. Había que gozarlo como adultos. A falta de un José Luis Balbín que gobernara esa privada versión de La Clave (un programa de TV que se hizo popular en aquéllos años, con un formato de film y coloquio muy parecido al nuestro), escogimos a Charly de moderador. A fin de cuentas era el dueño de la casa. Fer, en su linea, quedó decepcionado por las tetas de la Schneider. En su personal criterio, nada que ver con la Cantudo. Juli muy libertario, a su manera optó por abstenerse. Menudo amarillo. Hasta la hora del desayuno no hubo manera de recolocarlo en el sillón y decretar su regreso al mundo de los vivos. A Rober, hijo de miliko y heredero en ejercicio de la cultura cristiana, le pareció una cosa sin alma, la animalada de un maricón ateo que quería convertir al hombre en una bestia. Aunque lo imagino prendado de la escena de la mantequilla, de la opinión de Ito ya no me acuerdo. Creo que toda su memoria se la llevó consigo cuando falleció de mala manera un tiempo más tarde.
– Tu turno Sócrates – sentenció Charly como si el mismo Arrabal fuese a aclararnos el concepto de milenarismo.– Suavecito tronco. Por una vez, procura parecer normal.
Debido a la distancia o a que el estado del momento no diferiría en mucho del de alguno de los compañeros, no recuerdo los términos exactos de mi alocución. Supongo que diría lo que pienso. Que la obra de Bertolucci me parece una cabal metáfora de una existencia en la que las utopías se suicidan en cuanto las vestimos de futuro; en cuanto las cargamos de obligaciones, de pasados, e intentamos concretarlas en un proyecto; en cuanto olvidamos que somos una simple sucesión de instantes perecederos que mueren antes de que tomemos la consciencia de transitar por ellos... Y el amor, siempre lo concebí la más sublime de todas las utopías. Algo por lo que merece la pena vivir y haber vivido. Como en el cuadro de Magritte, algo que asesinamos cuando tomamos la estúpida decisión de levantar las sábanas y dejar de imaginarnos.
No encuentro las palabras. Mejor se lo explico con sonidos. Con mi canción preferida, una de El Zurdo. La Mode en su mejor versión. Antonio Zancajo a la guitarra, Mario Gil a los teclados (Aviador Dro, Un pingüino en mi ascensor...) y, por supuesto, Fernando Márquez, a la voz. Aquella canción de Roxy, la que descubrió nuestro gran amor, una noche imborrable en la que sobre la trasera de cualquier capó o tendidos en cualquier mesa de cualquier salón o tirados en el suelo de cualquier terraza, expuestos a la mirada de cualquier vecino, nos atrevimos a no preguntar y simplemente amarnos sin la expectativa de un futuro que viniera a estropearlo todo. Creo que coincidiendo con nosotros, hasta crecieron en el cielo fuegos artificiales.
El Zurdo. El músico que más me gusta, el escritor que más admiro y pese a contemplar la vida desde la orilla opuesta, el pensador con el que más concuerdo. Tal vez porque los dos sabemos que lo esencial es el río y lo accesorio la posición desde la que lo observamos. Una putada la ley de silencio a la que le han sometido por opinar diferente a quienes tanto criticaron esos mismos actos en un criminal en serie llamado Francisco Franco. Coincido con Pío Cabanillas Gallas: “yo ya no sé si soy de los nuestros”. O al menos de quienes se empeñan en considerarme de los suyos. Hasta la SGAE en manos de socialistas de dudosa ética como Ramoncín o Bautista, liquidaba a cero sus derechos de autor del célebre Para ti, un himno generacional que lleva treinta años sin dejar de escucharse y que de modo inevitable, huele a dedicatoria. Fernando la compuso inspirado por un chico, estaba en su derecho. Como nosotros en el de aplicarla a quien estimemos conveniente. Las obras de arte cuando se publican, dejan de pertenecer a su autor para convertirse en patrimonio de todos. Tócala, Sam.
Espero que les guste. Ya me lo indicarán en los comentarios. Por fin parece que empiezo a encontrar la calma precisa para responderlos como merecen. Buen #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.
Para ver las reglas y las canciones propuestas por el resto de participantes en este juego de blogs, pulse el botón.
Aderezamos la peli con un par de pizzas, con unas cuantas botellas de alcohol del caro y con algún otro condimento humeante que entendimos imprescindible para tan insigne estreno. Como nos teníamos por gentes civilizadas, de las que dejan las cosas en el mismo estado en que las encuentran, tras cada función rellenábamos las botellas medio vacías de Chivas Regal con un sucedáneo segoviano fabricado a orillas del Eresma. Lo hacíamos con esmero, jeringa a jeringa. ¡A nosotros con tapones irrellenables! Incluso machacábamos hasta convertirlos en infinitésimos, pequeños granos de café para que el color de la mezcla no delatara nuestras culpas. El Charly se descojonaba cuando los amigos ricos de su padre describían las excelencias del caldo escocés y “no esa mierda de DYC que bebe la gente”. A poco la lío en un cumpleaños de su hermana. Me pillaron con la boca llena las palabras de un señor con puro que consideraba un pecado dar este whisky a cualquiera.
–El toque que le da el roble blanco, resulta inconfundible.
Tras el cine, la tertulia. Esto no iba de una peli porno con la que dar rienda suelta a las hormonas e ir cogiendo mundo. Se trataba de algo serio, cultural. Había que gozarlo como adultos. A falta de un José Luis Balbín que gobernara esa privada versión de La Clave (un programa de TV que se hizo popular en aquéllos años, con un formato de film y coloquio muy parecido al nuestro), escogimos a Charly de moderador. A fin de cuentas era el dueño de la casa. Fer, en su linea, quedó decepcionado por las tetas de la Schneider. En su personal criterio, nada que ver con la Cantudo. Juli muy libertario, a su manera optó por abstenerse. Menudo amarillo. Hasta la hora del desayuno no hubo manera de recolocarlo en el sillón y decretar su regreso al mundo de los vivos. A Rober, hijo de miliko y heredero en ejercicio de la cultura cristiana, le pareció una cosa sin alma, la animalada de un maricón ateo que quería convertir al hombre en una bestia. Aunque lo imagino prendado de la escena de la mantequilla, de la opinión de Ito ya no me acuerdo. Creo que toda su memoria se la llevó consigo cuando falleció de mala manera un tiempo más tarde.
– Tu turno Sócrates – sentenció Charly como si el mismo Arrabal fuese a aclararnos el concepto de milenarismo.– Suavecito tronco. Por una vez, procura parecer normal.
Cuadro: The Lovers II (René Magritte, 1928) |
Debido a la distancia o a que el estado del momento no diferiría en mucho del de alguno de los compañeros, no recuerdo los términos exactos de mi alocución. Supongo que diría lo que pienso. Que la obra de Bertolucci me parece una cabal metáfora de una existencia en la que las utopías se suicidan en cuanto las vestimos de futuro; en cuanto las cargamos de obligaciones, de pasados, e intentamos concretarlas en un proyecto; en cuanto olvidamos que somos una simple sucesión de instantes perecederos que mueren antes de que tomemos la consciencia de transitar por ellos... Y el amor, siempre lo concebí la más sublime de todas las utopías. Algo por lo que merece la pena vivir y haber vivido. Como en el cuadro de Magritte, algo que asesinamos cuando tomamos la estúpida decisión de levantar las sábanas y dejar de imaginarnos.
No encuentro las palabras. Mejor se lo explico con sonidos. Con mi canción preferida, una de El Zurdo. La Mode en su mejor versión. Antonio Zancajo a la guitarra, Mario Gil a los teclados (Aviador Dro, Un pingüino en mi ascensor...) y, por supuesto, Fernando Márquez, a la voz. Aquella canción de Roxy, la que descubrió nuestro gran amor, una noche imborrable en la que sobre la trasera de cualquier capó o tendidos en cualquier mesa de cualquier salón o tirados en el suelo de cualquier terraza, expuestos a la mirada de cualquier vecino, nos atrevimos a no preguntar y simplemente amarnos sin la expectativa de un futuro que viniera a estropearlo todo. Creo que coincidiendo con nosotros, hasta crecieron en el cielo fuegos artificiales.
El Zurdo. El músico que más me gusta, el escritor que más admiro y pese a contemplar la vida desde la orilla opuesta, el pensador con el que más concuerdo. Tal vez porque los dos sabemos que lo esencial es el río y lo accesorio la posición desde la que lo observamos. Una putada la ley de silencio a la que le han sometido por opinar diferente a quienes tanto criticaron esos mismos actos en un criminal en serie llamado Francisco Franco. Coincido con Pío Cabanillas Gallas: “yo ya no sé si soy de los nuestros”. O al menos de quienes se empeñan en considerarme de los suyos. Hasta la SGAE en manos de socialistas de dudosa ética como Ramoncín o Bautista, liquidaba a cero sus derechos de autor del célebre Para ti, un himno generacional que lleva treinta años sin dejar de escucharse y que de modo inevitable, huele a dedicatoria. Fernando la compuso inspirado por un chico, estaba en su derecho. Como nosotros en el de aplicarla a quien estimemos conveniente. Las obras de arte cuando se publican, dejan de pertenecer a su autor para convertirse en patrimonio de todos. Tócala, Sam.
Espero que les guste. Ya me lo indicarán en los comentarios. Por fin parece que empiezo a encontrar la calma precisa para responderlos como merecen. Buen #VDLN, feliz semana. Salud y libertad.
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Ufff, para ti. Tantos recuerdos... El último tango me pilló bastante pequeña, y cuando la vi no me pareció lo suficientemente extrema para que mis abuelos se tuviesen que coger un avión para verla. Luego, con el tiempo, he comprendido. Y ahora, que volvemos a épocas de represión, mmmmmm, bella y extrema. ¡Feliz VDLN!
ResponderEliminarEl último tango, como aquella canción de roxy y como todo lo que merece la pena en esta vida... bella y extrema. Feliz semana.
EliminarMe encantan estas canciones de antaño donde todo tenía que tener un organillo Casio como acompañamiento. ¡Es genial!
ResponderEliminar¡Buen fin de semana!
A mi también y si el organillo está en manos de Mario Gil, mucho más. Buena semana y gracias por comentar.
EliminarPara ti es una de esas canciones que parecen que venían ya instaladas en la memoria de uno, las conoces de siempre y forman parte de ti. Lo del tango, también me pillo pequeño ;)
ResponderEliminarSi es que vosotros sois muy jóvenes y yo estoy muy mayor.
EliminarNo había escuchado nunca ninguna de las dos...Creo que me pillo joven a mi jaja Suenan bien ;) Feliz finde!
ResponderEliminarPara eso están los VDLN, para intercambiar canciones que no son más que trozos de vida que por falta o por exceso de edad, según los casos, se nos negaron en algún momento. Me alegro que te suenen bien. Buena semana
EliminarEl último tango..La gente se iba a Perpignan solo para ver la peli..No lo viví tampoco, era un bebé cuando se estrenó, Bonita historia y muy buenos temas!! Feliz finde y #VDLN
ResponderEliminarLo curioso es que siendo por encima de todo una obra de alto contenido filosófico, la peña, en una mayoría, iba a verla por asuntos meramente carnales. Buena semana y gracias por comentar.
EliminarAy Rafa, como transmites.
ResponderEliminarAmparo
Gracias Amparo, pero no sé si eso es bueno o malo. Ni siquiera si transmito lo que quiero.
EliminarTócala Sam... Mmmmmmm. Eso suena más a Casablanca. Un besazo.
ResponderEliminarIgual me confundí de peli. Kiss.
EliminarRecuerdo El Último Tango en Paris como una película a la cual la catalogaban de pornográfica, aunque yo era bastante pequeña cuando se estrenó, creo que pocos saben que hay un mensaje en la película más allá de las imágenes de la misma.
ResponderEliminarImpresionantes tus post Rafa, como siempre de 10.
Buena semana
Así es nuestra sociedad, así somos. Nos quedamos siempre en el envase y somos incapaces de reconocer el interior, aun cuando se trate de una obra maestra del cine. Gracias por tu comentario. Por el hecho en si y por el contenido. Buena semana.
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