Bob Marley: Redeptiom Song. Vdln 1

Sucumbo ante la provocación de la Killer. Me agradan los jueves de sexo con que adorna un blog que enlazado al margen de esta misma página, merece una mirada lenta. No participo en ellos porque soy hombre (vaya excusa torpe) y, sobre todo, porque me lo impide una extrema timidez que es real aunque no alcancen a creerla del todo ni los más cercanos. El disfraz de borde me queda tan ajustado que a veces hasta llego a asumir el personaje.

A los viernes dando la nota no me resisto. Es un juego entre blogueros. Se trata de pinchar un tema que nos guste o que signifique algo en nuestras vidas y explicarlo a corazón abierto. Aunque no me avisó – soy moroso escribiendo y me pilla un poco a paso cambiado – acepto el reto. Inauguro esta sección con uno de mis temas predilectos: la Redemption Song del dios de las rastas.

 

Si un maldito cáncer no se lo hubiera llevado por delante en 1981, el mito Marley alcanzaría ahora 68 años. Recordar a un genio es un placer obligado. Podríamos poner mil temas, pero entre todos me quedo con esta Redemption song, cuya música y texto me cautivaron desde que se publicó en 1980. Ha sido mil veces versionada.

Strummer (mi religión), 

Cash (otra divinidad personal),

Pink (para los más jóvenes) ... 

Pero en nadie sonó como en el rey del reggae. De Bob me apasionaron muchas cosas. Su forma de componer, de cantar, de vivir e incluso de morir. Siempre saqué mejores notas en física que en química, quizá por eso entendí y comparto su discutible decisión de no tratarse el cáncer con químio. Tras cumplir aquello de disfrutar de la vida hasta que se extinga; nos dejó como epitafio una frase que pronunciada en el lecho de muerte a su hijo Ziggy, vale más que cien biblias o mil coranes: el dinero no puede comprar la vida. Que se enteren los que se creen amos del planeta. Lo dijo el genio jamaicano. 

 

Porque el dinero no puede comprar la vida, para este primer viernes dando la nota, la más libertaria de todas las canciones libres. Redemption song, Bob Marley.