Nightwish. Sleeping Sun. Vdln 2

Un eclipse de sol resulta siempre un espectáculo sobrecogedor. Lo identificamos con fotos alucinantes, con esas ridículas gafas que nos venden para observarlo sin daño o con extrañas interpretaciones mágico-religiosas, variables según el acumulado cultural de cada cuál. Si te llamas Tuomas Holopainen, naciste a medio paso de la frontera rusa y eres el teclista, compositor y alma de Nightwish, el último eclipse del pasado milenio, se torna en inspiración con la que parir una de las más hermosas partituras que recuerdo. Se la perderán quienes permanezcan esclavos de los prejuicios y consideren a los finlandeses una banda metalera, dominada por la sucesión indiscriminada de riffs de guitarra. 

A partir del fenómeno astral, Tuomi concibe un poema que va más allá del espectáculo celeste y alcanza una profunda reflexión sobre la existencia. La melodía se ajusta a la palabra como un preservativo al sexo erecto del varón. Una canción de culto para todos los seguidores de la secta de la oscuridad, para todos los que precisamos de la luna y las tinieblas para sentirnos genuinamente humanos. Un himno. ¿Quién no ha deseado alguna vez que esa noche de sueños encarnados en el dulce tacto de una piel cercana, dure una eternidad?. 

Quizá sea el mejor cultivador de atmósferas de la música actual. La voz de Tarja Turunen, todavía en la banda antes de su polémica expulsión, regala a este sol durmiente los inigualables tonos que salen de su garganta y moldea hasta la suavidad las aristas de las notas concebidas por Tuomas. Fue publicado en 1998, como undécimo corte  de su album Oceanborn, segundo de su carrera. Es de esos temas que sobreviven gira tras gira. No se concibe un concierto de Nightwish sin el Sleeping Sun. Ni la horrorosa voz de Anette Olzon, la primera sustituta de Tarja, consiguió estropearlo. Nunca quedaron claras las razones de la salida de esta última. Las más creíbles se identifican con la imposibilidad de que dos genios compartan el reducido camarote en que se termina convirtiendo un grupo de power sinfónico. El ego de Holopainen y el glamour de la soprano resultaron por desdicha incompatibles. Fichar como cantante a la holandesa Floor Jansen (ex After Forever y Revamp), ha devuelto el talento vocal a las propuestas musicales de ese mago de teclados Korn y uñas esmaltadas en negro. 

En mi segundo viernes dando la nota, elijo la versión en directo. Cualquier otra sería maltratar un canto que no lo merece.

Para quiénes deseen profundizar en el peculiar universo de este grupo que nació de una acampada, entre los místicos lagos del sureste de Finlandia, dejo tres enlaces. El contraste entre el romanticismo del texto y la brutal melodía del conocido "Ever dream"; esa joya en finlandés llamada "Kuolema Tekee Taiteilijan" (recomendable para oídos bien educados y amantes de los textos poéticos) y el mágico instrumental "Last of the wilds". No hagan pereza. Gusten o no. Merecen una "escuchada". Feliz finde.